obra y nos vemos obligados a poner en escena comedias de Pirandello, que no hay quien las entienda, hechas adrede para que ni actores, ni críticos, ni público, estén jamás satisfechos? (Los actores reirán. Y entonces él, levantándose y acercándose al Primer Actor, gritará:) ¡Sí, señor: el gorro de cocinero! ¡Y a batir el huevo! ¿Cree usted, acaso, que todo el alcance de su papel se reduce a esa manipulación? ¡Pues, está usted fresco! ¡Si lo que usted ha de representar precisamente es la cáscara de los huevos que está batiendo! (Los actores vuelven a reir y comentan entre ellos irónicamente). ¡Silencio, señores! ¡Presten atención a mis explicaciones! (Volviéndose de nuevo al Primer Actor). ¡La cáscara, eso es! Es decir, la vacía forma de la razón sin el lleno del instinto, que es ciego. Usted es la razón y su mujer es el instinto: es un juego escénico de papeles convenido en el que usted, que está representando el suyo, es, voluntariamente, el títere de sí mismo. [1] ¿Ha comprendido?
(abriendo los brazos)
¡Yo, no!
- ↑ Alude el autor a León Gala y a Silia, su esposa, personajes de su comedia, El papel de cada cual. (Il ginoco delle partí).