ESQUEMA SEXUAL 93
El sexo muere antes de que muera el hombre. Al desapa- recer la función sexual, se inicia la destrucción de la perso- nalidad. El hombre contempla entcnces su propia ruina. Jis- ta muerte primera, que sólo es un preludio de la segunda, cons- tituye una intensa tragedia biológica.
Sin embargo, no es la vejez un fenómeno cuya causa hay que buscar exclusivamente en la esfera sexual. 'Cada viejo, —dice Lugaro—, representa un particular problema, en rela- ción con la terapéutica endócrina, y es preciso hallar en cada uno su fórmula ccmpleja, que no se refiere, únicamente a la función sexual, sino a todas las del organismo.'”
Ha dicho Pende: “Las mutaciones psíquicas de la emotivi- dad, la inteligencia, el humor, el carácter, que coinciden con la evolución de la función sexual y que se agudizan en el o:- ganismo femcnino, no dejan duda de la influencia, sobre esa evolución y sobre el equilibrio psíquico, de las hormonas se- xuales”. y
Al influjo de la secreción interna del sexo debe la mujer su ternura, su piedad, su abnegación.
Las hormonas sexualis intervienen en la creación del senti- do estético. Estimulan también las emocicnes religiosas, que siempre están íntimamente unidas con el sexo. Por eso, cuan- do surge el sentimiento religioso, brota, paralelamente, la emo- ción sexual, aunque escondida.
Por obra de las hormonas sexuales, se activan las facultades críticas y de asociación, que constituyen: las facultades inte- lectuales más elevadas.
Rambaud explica el instinto maternal por la acción de las modificaciones fisiológicas de las glándulas genitales femeni- nas. Dumas, scstiene que en el orden de las actividades psi- tológicas, las hormonas genitales y las de los cuerpos amari- llos, serían las creadoras del instinto sexual y del querer. El amor maternal, sería obra del ovario.
Se explica el histerismo como resultado de la abstinencia se- xual. Freud atribuye a la castidad la neurosis de ansiedad.
La moral cristiana, que es el atentado más duro que ha hecho el hombre contra la naturaleza, elogió a la castidad. En su doctrina, la abstinencia sexual, tiene caracteres de alta virtud.
Pero, en la nueva ética, la castidad forzosa, es un sacrificio inútil, inhumano. El profesor Voivenet en su bellísimo libro
