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ción: y, en estas noventa y cinco centísimas de reos, la Endo- crino!ogía sólo tiene que ver con aquéllos cuyas glándulas en- dócrinas ejercen de freno, de regla, de desorden, sobre la cons- titución fisioquímica común.
Pascual:
Subraya el papel preponderante del tiroides, la hipófisis y las genitales, precisando, como caracteres criminales atribuí- bles a este origen, les rasgos somáticos y psíquicos de los hi- pertiroideos; la indiferencia emotiva de los hipotiroideos; las alteraciones de sensibilidad y las anomalías somáticas de los hiperhipofisarios. En cuanto a las glándulas genitales, que des- arrcllan dos acciones, una excitadora de los caracteres del propio sexo y otra inhibidora de los del sexo contrario, llegan- do hasta impedir su aparición, cualquier trastorno funcional precisará en los órdenes morfclógico y psíquico, estados de in- versión genital y tendencias al delito.
La actividad criminal se agudiza en el climaterio, orientada hacia los crimenes de pasión.
Las glándulas endócrinas guardan un íntimo enlace con la forma humana y con el alma.
Saldaña:
Estudia las aplicaciones psicológicas de la Endocrino!ogía, especialmente en lc que se refiere a la génesis de la emoción.
Es bella la psicología endocrinológica de la mujer, trazada por Pende.
La Endocrinología ha hecho descender la sede orgánica del alma. Sus descubrimientos deben ser fundamentales en el es- tudio de los procesos afectives.
En psiquiatría las hormonas explican la demencia precoz; el cretinismo; la psicosis maniaco depresiva descubierta por el macstro Kraepelín; la degeneración, relacionada con la este- rilidad, que es su síntoma específico; la neurastcnia; el histe- rismo y la epilepsia, pueden d:berse a factores endócrinos.
A su vez, todos estos trastornos pueden ser, y de hecho son, causas de diversos delitos.
Berman:
Los viejos criterics de responsabilidad de la Criminología son absurdos.
Pedir a un criminal que prometa no volver a delinquir, es
