Página:Salvador Esquema sexual.djvu/235

Esta página no ha sido corregida

ESQUEMA SEXUAL 235

sexos. Hombres y mujeres trabajan, luego hombres y mujeres deben gobernar.

Los pensadores rusos lanzaron a todos los países el evan- gelio de la nueva moral y de la política económica.

La mujer destrozó el ídolo de la virginidad, se burló del “honor” burgués y, haciendo pedazos los cordeles que la tenían sujeta perpetuamente al hogar, se lanzó a la conquista del tra- bajo y la cultura. Así fué como en Europa, en Estados Uni- jos, apareció un nuevo tipo de mujer.

La nueva mujer lucha a favor del control de la natalidad, se burla de la moral cristiana, defiende el divorcio, interviene en los: congresos que tratan de la reforma sexual.

La muchacha moderna se gana por sí misma la vida, Se ma- fricula en las universidades. Escribe libros y ejecuta obras de arte. Investiga en los laboratorios. Trabaja en las fábricas, Hace, en general, todo lo que antes hacía únicamente el hom- Dre.

La libertad, como la gloria, como el genio, es un bien pre- cioso que hay que saberlo administrar. La mujer moderna tie- ne .que estar ampliamente preparada para hacer uso correcto de su libertad.

La mujer de ahora ama y comprende al sexo. Lo respeta, porque sabe que la naturaleza dió al sexo categoría de creador.

Los tontos, los reaccionarios, los capitalistas ignorantes, los malos médicos, los abogados mezquinos, las señoritas cursis, los tenorios de pacotilla, los frailes explotadores, las viejas nobles, los políticos liberales y, en fin, toda la parte inculta y baja de la humanidad, ha pretendido sostener que la nueva moral del sexo es corruptora.

La libertad de la mujer —se ha dicho—, es causa de pros- titución, Hay que respetar las sagradas normas que nos dieron nuestros padres. Ellos tenían razón cuando educaban a sus hi- jas sólo para el hogar.

¡Siempre el ayer, a toda hora, el fantasma del pasado! ¡Có- mo fuera posible destruir el pasado ideológico y político de un solo hachazo, para construir el futuro!

Los reaccionarios —por mala fe, por ignorancia, o por am- bas cosas a la vez—, no han comprendido a la nueva moral. Hace falta un espíritu fino, una delicada capacidad de cultu-

ra, para asimilar en toda su complejidad el sentido de la nueva ética. Ñ