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ESQUEMA SEXUAL 219

Como la homosexualidad masculina, la sáfica estuvo muy extendida entre las tribus primitivas y en la raza negra. A través de Grecia y Roma, se desarrolla en la Edad Media en forma extraordinaria, ya que el castillo feudal y el aisiamien- to de los sexos, le ofrecen ambiente favorable.

En la producción modcrna, Diderot trata de la homosexua- lidad femenina en “La Religiosa”. Los libros de Voltaire alu- den ccn frecuencia a ella.

Zola lo describe, con la intensidad personal de su genio, en

  • “Naná”. Balzac en “La muchacha de los ojos de oro”.

Colctte Villy analiza, en forma admirable el amor lesbio en “Claudina en la escuela”. Kip produjo una obra de sorpren- dente estudio psicológicc. Es su nombre “Las curiosidades de Lilly”. La pubertad arroja su ancla en el cuerpo de Lilly. Pero ella nada sabe del sexo. Ha vivido sumergida en un ais- lamiento ingenuo. Cuando en ella grita la carne, su instinto, espontáneamente, la lleva a la homosexualidad. Y es para Lilly un desconcertante dolor, el comprender más tarde el cómo y el por qué del ctro sexo.

Verlaine, el sumo sacerdote de la poesía, descubrió un poe- ma sáfico maravilloso en “Pensionistas”? de su libro “Paralela- mente”. Y Picrre Louys llegó hasta la perfección de su ar- te en “Canciones de Bilitis””, que es la sinfonía del amor sá- fico.

Baudelaire, el divino psicópata, alambicó la belleza sáfica en su poema “Mujeres Malditas””. A través de la ciencia, Mar- garita Evrad ha escrito un libro interesante, “La Adolescencia”, demcstrando el peligro de los internados femeninos. Eva León produjo una sugestiva novela sáfica. Y es maravillosa “La pri- sionera'”” de Bourdet, la comedia del amcr Icsbiano, cuyo estre- no creó un escándalo en Nueva York, como lo cuenta Ernst Toller.

La homosexualidad en su conjunto, —masculina, sáfica— encuentra la cristalización más entrañable de su querer y su ternura, en el libro de Maryse Choisy “El amor en las prisio- nes”. La aparición de la novela fué un éxito sorprendente. Se agotó un racimo de ediciones. Asombra en ella la inten- sidad humana de sus cuadros. Hay escenas de grandeza trá- gica. Los personajes son delincuentes alucinados, fantasmas humancs o víctimas ingenuas de la ¡lógica social.

El amor lesbio ha sido sugerente motivo de las artes plás-