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se a todas las formas de criminalidad, puesto que se da una importancia grande, no a la objetividad formal, sino al tem- peramento y al carácter. Hay una terapéutica del delito y, es- pecialmente, los delitos sexuales son muy susceptibles de ser curados”.
No hay, pues, paralelismo entre la ciencia y la legislación.
Para evitar el desarrollo de la homoscxualidad, es muy im- portante la obra de la educación sobre todo en la pubertad, en la cual existe la indeterminación sexual. En este momento es cuando se engendran o se deciden la mayoría de las perversio- nes sexuales. Es la época en que se condiciona el. reflejo eró- tico en el sentido heterosexual o en el homosexual.
Se han señalado las siguientes influencias que contribuyen al desarrollo del homoerotismo:
a) Seducción hacia las relaciones homosexuales. Los inter- nados de hombres y mujeres son prefundamente inmorales, so- bre todo, si tienen carácter religioso, ya que la moral cristiana basta por sí misma, para engendrar las más diversas perver- siones. En nuestro ambiente los internados son el centro de la homosexualidad, y lo mismo ocurre en todos los países. Bas- ta oír las confesiones de alguna muchacha que estuvo interna en colegio de monjas, para comprender el gran desarrollo que tiene la homosexualidad en tales institutos. En general, los centros donde muchas perscnas de un solo sexo están aisladas de las del sexo opuesto, como cárceles y conventos, suelen ser medio faverable para cl homoerotismo. Grave es la responsabi- lidad de los padres que envían a sus hijos a lcs internados. Estos serán suprimidos en el futuro, porque la nueva ciencia pedagó- gica no puede aceptarlos.
b) Excesiva prolongación e intensidad del ambiente mater- nal sobre el adolescente. Muchos homosexuales son hijos úni- cos; otrcs, el último vástago de una larga serie de hijos. La madre, inconsciente y excesivamente, acentúa su influencia so- bre el hijo. Este se habitúa al ambiente maternal y en general, femenino. El Complejo de Edipo se ha solucionado cn for- ma anormal.
c) La influencia de la actitud narcisista es también consi- derable en la génesis de la homosexualidad. De ahí que la mujer, que es más narcisista que el hombre, sea también más apta para la hcmosexualidad. Por otra parte, ella posee tam- bién mayor número de zonas erógenas en su cuerpo, siendo
