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ESQUEMA SEXUAL 211

Krenter y Stabel niegan los éxitos de esta clase, opinando que no puede cambiarse la conducta sexual, cuando está de- finitivamente fijada en el sistema nervioso central, después de la pubcrtad, pero Steinach ha realizado experiencias con éxito completo en este sentido. Weil admite la acción de factores externos en la producción del fenomeno homosexual.

Lugaro, sintetizando las corrientes fundamentalis, opina que no puede separarse la influencia hormónica de la influencia psi- cológica.

Después de sostener la presencia de elementos endócrinos de tipo femenil en las gonadas de los homoeróticos, Steinch obser- va que no debe olvidarse tampoco la influencia de las otras glándulas: tiroides, hipófisis, pituitaria, suprarrenales, que tie- nen íntima relación con las gonadas,

El homcsexualismo puede ser también un desvío adquirido en virtud de disposiciones psicológicas constitucionales, a cuyo mecanismo genético no son extrañas las acciones hormónicas.

Dice Krestchmer:

“En muchos cascs de homosexualidad congénita, la perver- sión procede ciertamente de una anomalía de la fórmula glan- dular. La hipótesis de una composición glandular hibrida, ni puramente masculina ni puramente femenina, es la que mejor permite explicar (por la acción hormónica endócrina) el hecho de que los individuos afectos de homosexualidad presenten, al mismo tiempo que una falsa aptitud psiquica, en relación con la sexualidad, una estructura fisica cquívoca, a la vez feme- nina, masculina y eunucoide”.

Marañón cree también que la transformación inversiva no es la consecuencia estricta de la expresión de la glándula se- xual correspondiente sino, según todas las probabilidades, el resultado de una crisis glandular.

La frecuencia de los estados intersexuales se justifica por la permanencia de elementos heterosexuales en el crganismo normal. Existe una intersexualidad latente que se manifesta- ría “en cuanto hubiese una alteración en el equilibrio normal de la producción de hormonas en las glándulas sexuales. En el sujeto normal, no sólo existen durante toda la vida ambas influencias hormónicas sexuales, la masculina y la femenina, sino que ambas cumplen su ciclo evolutivo y tienen, por lo tanto, su período de madurez y su período de descenso, su involución regresiva. Sin embargo, la evolución de la glándu-