ESQUEMA SEXUAL 207
cu:soras de las doctrinas endocrinolózicas del sexo. En ambas se busca para los fenómenos szxual.s un crigen fis.opsicoló- gico.
Según Weininger las diferencias s2xuales no son completas. No exi.ten seres vivientes monosexuales y de s.xo determina- do, ya que cl sexo se halia esparcido en todo el cuerpo y no se localiza puramente en los órganos gcnitales.
Narrc hace notar que en los estupradorcss —homosexuales o no-— abundan las anomal as morbosas, no las atávicas. En los genitales presentan anomalías los estupradores. Se da una re- lación muy estrecha «ntre los delitos de esta clase y la demencia senil.
Hay también homosexuales de fondo psicopático: paranoi- cos, paral.ticos generales, etc.
Ei uramista eepreduce una forma arcaica y prehumana de la sexuaiidad. :
La homosexualidad no es sino la coincidencia de dos ele- mintos glandulares, —test.culcs y ovarios—, en un mismo in- dividuo. Tal es la teoria endócrina de la homosexualidad, sos- tenida por Marañón, Lipschitz, Costa, Sand, More, etc., fren- te a la doctrina psicógena de la misma, defendida pcr Freud, Adler, Hesnard y los psicoanalistas en general. Kraepclin fué su fundador, aunque sus explicaciones son muy diversas de las freudianas.
Mientras para la interpretación hormónica, la homosexuali- dad es fruto de la libido desviada y cuya anormalidad se jus- titica anatómicamente, para la escuela psicógena, la homosexua- lidad es un retorno al pasado, un vivir en épocas antiguas del sexo. En el Complejc de Edipo, que fué anormal, dcbe buscar- se el germen homoerótico. La homoszxualidad no sería, puss, un fenómino de degeneración, sino la involución. El homo- sexual es un t mido del sexo, a pesar de su aparente audacia. La imagen del progenitor de su propio sexo tiene realidad intensa en él. En ls estratos inconscientes vive con toda su intensidad y finura, el complejo homoerótico. El hombre, a través de toda la vida, sigue siendo un niño, considerado se- xualmente. .
Prueba su tesis el freudismo mediante la curación de los ho- mosexuales por medio del psicoanálisis. Pero la doctrina hcr- mónica tiene pruebas también. Injertos y sustituciones han he-
