ESQUEMA SEXUAL 193
los primeros años? Lógicamente. los niños criados en orfeli- natos, los hijos de "dañado ayuntamiento”, deberian ser más tarde incendiarios, y asesinos, sin que la sociedad tenga dere- cho para acusarlos, porque ella misma lcs educó para el cri- men.
Siempre, —no hay sino que observar la vida—, el limosne- ro profesiona!, el que vive de la caridad pública, es mezquino, ego.sta, canalla. Y es natural que asi sea. Se le ha humillado tanto, ha visto tan destrozada su dignidad, ha sentido tan hon- damente el desprecio de los demás, que su espiritu se ha envene- nado, y sólo tiene odio para la humanidad. Quisiera destruir- la, porque ella le destruyó a él. Macerar la carne de todos, co- mo maczran su propia carne.
La nueva ética parte de principios diametralmente opuestos. Ella no establece diferencia alguna entre los hijos, ni distin- gue a la esposa de la amante. Para ella todo hijo es legítimo, todo comercio normal del sexo es justo, siempre que sea hecho con libertad y amor.
La nueva moral enseña al niño que, si no tiene padres o no los conoce, la sociedad tiene el deber de educarle y sostener- le, porque es un miembro de ella. La familia puede ser un accidente en la vida, Ya que el hombre, pcr sobre lus vincula- ciones de parentisco, tiene otras más elevadas con la comuni dad.
Al sin trabajo, al proletario, la nueva ética le enseña que tie- ne pleno derecho a exigir que la sociedad satisfaga las nece- sidades de su vida.
Pero la nueva moral no puede ser una realidad completa, mientras subsista el régimen capitalista. Hay que afirmar un principio indiscutible: la revolución ética tiene que ser poste- ricr a la revolución económica.
Desde que se produce el embarazo el organismo de la mujer se hace cargo de todos los cuidados que reclama el embrión, Tiene que procurarle condiciones favorables para su existencia.
Este servicio a la especie exige una verdadera transforma- ción en todo su cuerpo. La naturaleza establece una dictadu- ra implacable en el cuerpo de la mujer, en favcr de la conser- vación de la vida. Se sacrifican las energías más preciosas y hasta su individualidad de madre.
Verificada la fecundación, prodúcese un fenómeno importan-
