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164 HUMBERTO SALVADOR

encaminado a asegurar el aislamiento. Ambos tienen razón, cada uno en su tipo psicológico.

Yung ha dado un concepto mucho más amplio que el dado por Freud a la libido.

En su propio proceso de conocimiento, Yung señala cinco etapas:

La primera ha sido el reconocimiento de las esferas en don- de se verifican las teorías de Freud y Adler.

La segunda, la idea de que las dos teorías corresponden a dos tipos psicológicos, el introvertido y el extravertido,

En la tercera etapa de su evolución ha llegado Yung, empu- jado por la contradicción Freud-Adler, al problema llamado de los contrarios. Según éste, todo individuo lleva en sí algo de los dos tipos, aunque siempre el uno se acentúa más que el otro, con lo cual se produce la condición previa de un ritmo que armónicamente se sucede y se mueve entre los dos polos. Pero existen inhibiciones y obstáculos determinados por la con- ciencia, los cuales no permiten que en la vida inconsciente se produzca una oscilación armónica, entre los dos polos de la in- troversión y la extraversión, no siendo la conciencia lo sufi- cientemente elevada y extensa para producir por sí misma su ritmo inalterable. ]

El problema de los contrarios es propio de; la edad madura mientras que, generalmente, las neurosis de la juventud proce- den de un choque entre la realidad de la existencia y una actitud infantil, insuficientemente preparada para ella. En cara- bio en las neurosis de la edad madura, no es muchas veces el mundo exterior, sino la parte inconsciente de la personalidad la que ocasiona la perturbación, al encontrarse frente a lo cons- ciente el inconsciente, en esa oposición que siempre existe en el hombre frente a su actitud Consciente, En el hombre ma- duro, gran parte de la energía, antes dirigida hacia el mundo exterior, se vuelve hacia sí mismo y se almacena en el incons- ciente, donde empieza a vivificar cuanto hasta entonces estaba sin vida. Comienza entonces a plantearse el problema de los contrarios y sólo el conocimiento de esta oposición interna puede conducir a la solución de los conflictos y neurosis.

Es imposible que la libido, una vez libertada, sea dirigida por vías que no corresponden a su verdadera inclinación. La libido en libertad busca su inclinación propia y, terminando el