ESQUEMA SEXUAL 155
tal simbolismo en las religiones. Su valor pertenece al incons- ciente de la especie. Es una alegoría arcaica.
Los genitales femeninos, se simbolizan por manguitos, carte- ras, fajas, y, en general, por cosas que se utilizan para guar- dar algo. El número 2 es también su símbolo frecuente, así co- mo los zapatos.
Los animales peludos pueden representar a los genitales fe- meninos o masculinos, según su tamaño y naturaleza. El mie- do de tocar un pájaro muerto, es, a menudo, símbolo defini- tivo de la masturbación. Fantasías de castración y de autoero- tismo se asocian con los ensueños de la '"pérdida de un diente”.
Los símbolos de la potencia y la impotencia son represen- tados por máquinas volantes: zeppelines, globos, aviones. El vuelo representa, a menudo, el deseo de erección. Pérdida de trenes, vapores, etc., son símbolos corrientes de impotencia.
El simbolismo del parto suele referirse al agua —es una alegoría religiosa y 'arcaica—, a entrar, salir de ella, o rescatar de su seno algún objeto o persona.
Los deseos de muerte se representan por la reducción de la libido, la entrada en la oscuridad o la partida a un viaje. Tie- ne el ansia de morir, la trémula sugerencia de los adioses.
Un edificio es la totalidad de la persona humana. El rey, la reina, representan al padre y a la madre. Animales parásitos, a hijos y hermanos.
También el sexo masculino suele representarse como objetos de los que manan agua —símbolo maternal—, como grifos y surtidores. La calvicie o cortarse el pelo, caerse la dentadura, son símbolos del complejo de castración.
La izquierda y derecha tienen un alto sentido ético. La dere- cha es lo justo, lo bueno; la izquierda, lo censurable, lo pro- hibido (el tabú).
En la investigación analítica, encuentra el médico, pasado un tiempo más o menos largo, un fenómeno que se repite re- gularmente. Es la resistencia o sea la fuerza que constituye la expresión de la energía con que se mantiene reprimida una parte de la vida anímica y cuyo conocimiento es de gran im- portancia para la psicoanálisis. Si se consigue manifestar al enfermo claramente el significado de la resistencia, está ya lo- grado el primer éxito del tratamiento analítico. Vencida la re- sistencia en un punto, salta en otro y hay que dominarla una