ESQUEMA SEXUAL 151
sonajes formidables encarnan toda la trágica grandeza humana. Sería, difícil encontrar en un tratado de psiquiatría descripción más perfecta de la epilepsia que la que hace Dostoiewsky en “El Idiota”.
Ha dicho Freud que los poetas son los que mejor compren- den la psicoanálisis. Al decirlo ha dejado intuir su propia gran- deza, porque Freud, como Sócrates y Leonardo de Vinci, es un sabio profundo y un genial artista.
El simbolismo es la parte más difícil y fascinadora del aná- lisis. Prueba las posibilidades terapéuticas del analista. A me- dida que va creciendo la sutileza del inconsciente para defen- derse, el simbolismo se vuelve más complejo. Hay entonces que recurrir al auxilio poderoso de las asociaciones libres.
La forma de pensamiento, que todavía hoy encontramos en los pueblos primitivos y en los primeros escalones de la infan- cia, es la que impera también en la formación de nuestros pro- pios sueños. Las estrechísimas relaciones entre el sueño y el inconsciente, son extraños vínculos con los símbolos residen- tes en las profundas zonas del alma. Hacen que los sueños sean especialmente apropiados para abrir acceso a las regio- nes del “ello”.
El sueño puede explicar cuáles son los deseos y las excita- ciones reprimidos, pues en él se debilita la fuerza de la repre- sión y las artes anímicas reprimidas se hacen más movibles, tienen más libertad, están más próximas a la superficie.
El análisis de los sueños se ejecuta de la misma manera que el de las otras realidades anímicas, buscando los elementos que estén en relación asociativa, más próxima o más lejana con los fragmentos oníricos, de cuyo engranaje significativo se des- prende la verdadera interpretación del sueño.
Freud dice que en la interpretación, se debe buscar ante todo el sentimiento del ensueño.
El ensueño representa una manifestación de la vida psíquica durante el sueño. El proceso psicológico que origina el ensueño difiere por completo del proceso psicológico de la vigilia. Pre- dominan las imágenes visuales, acompañadas a veces de sen- timientos, ideas, impresiones. Hay sueños amplios y breves; vagos y concretos; lógicos y absurdos.
El determinismo científico nos enseña que el ensueño debe obedecer a una causa. El analista debe buscarla, interpretan- do los sueños. Tiene que vencer la resistencia, que se opone