148 HUMBERTO SALVADOR
ñeces al parecer sín importancia y que, sin embargo, para el psicoanálisis son indicios interesantes de los deseos inconscien- tes.
Las tendencias actúan unas contra otras y lo que llega a manifestarse es el producto de dos fuerzas: una de acción y otra de reacción. Esto es lo que se desprende de los actos fallidos, que pueden facilitar una visión profunda del espíritu humano.
Freud clasifica así los actos fallidos:
2) equivocaciones orales, en la escritura, en la lectura y fal- sas audiciones;
b) olvido de nombres, propósitos e impresiones;
c) actos de término erróneo o pérdida de objetos.
“El olvido de intenciones y propósitos —dice—, puede atribuirse, de manera general, a la acción de una corriente con- traria que se opone a la realización de los mismos".
El sueño es un fenómeno anímico, íntimo, determinado en sí; es “un acto psíquico de plena validez”. : " Freud ha llamado a los sueños “la vía regia” para penetrar al inconsciente y su interpretación es el método más importan-
te del psicoanálisis,
En el sueño, el significado está detrás de las imágenes. Sus verdaderos pensamientos no pueden encontrarse sino profun- dizando tales imágenes. El freudismo ha demostrado que el sueño tiene el sentido de la satisfacción de un deseo.
En los sueños aparecen las reacciones simplistas, brutales, del hombre primitivo y del niño. Surgen el narcisismo, tel ero- tismo anal y bucal de la infancia.
Interpretar el sueño es buscar, en las profundidades del ““ello””, los móviles que actúan sobre el yo consciente. Estos móviles accionan constantemente sobre la conciencia, que no los conoce y sólo la psicoanálisis puede descubrir su natu- raleza.
El hombre civilizado, cuando por obra del sueño huye el yo consciente, retorna a los modelos arcaicos de reacción, vuelve a las primeras etapas de la evolución de la especie o a la épo- ca de su infancia.
Las culturas pretéritas dieron gran importancia a los sue- ños. Creyeron que por medio de ellos, el hombre se ponía en relación con un mundo sobrenatural., Aristóteles veía ya en el