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ESQUEMA SEXUAL 147

Actos fallidos son las pequeñas y, al parecer, casuales des- viaciones de la conducta psíquica normal, de los movimientos, de las manifestaciones y actitudes corrientes. Los actos falli- dos se producen en forma de olvidos; equivocaciones al hablar, leer o escribir; pérdida de objetos; errores y pequeños acci- dentes, de que ningún hombre está libre. Estas cosas fueron consideradas insignificantes. Sólo grandes poetas como Sha- kespeare y Schiller intuyen su valor. En el freudismo tales actos tienen extraordinaria importancia.

Nada en lo anímico carece de conexión. Partiendo de este principio, que significa “determinismo espiritual”, los actos fallidos tienen en la psicoanálisis alto interés, por cuanto no están en inmediata relación con lo patológico ni dependen di- rectamente de la teoría sexual. La observación de ellos, en los neuróticos, puede conducir al conocimiento profundo de sus trastornos.

Los actos fallidos surgen en la perturbación mutua, en la interferencia, de dos impulsos. Este fenómeno se ve clara- mente en el caso del acto fallido que consiste en decir lo con- trario de lo que se quiere decir, y lo sorprendente es que lo dicho tiene también una significación.

El olvido ofrece casos sensacionales de actos fallidos. Se ol- vida determinados designios; y puede luego demostrarse que su ejecución era para el sujeto muy desagradable. Los nom- bres que van unidos a recuerdos ingratos, se olvidan fácil- mente.

En su libro “Psicopatología de la vida cotidiana”, Freud ha recogido y analizado centenares de actos fallidos, llegando a deducciones asombrosas.

Los actos fallidos son acomodos entre dos tendencias: una perturbadora y otra perturbada. La tendencia perturbada se reconoce siempre, no así la perturbadora, que no puede des- cubrirse sino por la psicoanálisis.

En los actos fallidos desempeñan un papel importantísimo aquellos procesos anímicos que, rechazados por la conciencia, son reprimidos por completo en la inconsciencia, porque la ten- dencia que se ha hecho perturbadora, tuvo que ser perturba- da alguna vez.

Junto a los actos fallidos hay otras manifestaciones involun- tarias del *ello””: los que se llaman actos sintomáticos, como jugar con los vestidos, silbar melodías y otras miles de peque-