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146 HUMBERTO SALVADOR

En la habitación bañada de luz media y empapada de si- lencio, adquieren vida las asociaciones libres.

Está el enfermo tendido en el sofá, relajados los músculos, pasiva la disposición intelectual. Deja huír su imaginación, co- mo si estuviera soñando. Provoca un ensueño artificial,

Dice, en voz alta, lo primero que sele ocurre. Pero, en el principio mismo, ya tiene gran importancia la ocurrencia, no es una mera casualidad, porque todo lo anímico posee conexio- nes profundas. Todo debe decirlo el enfermo, sin detenerse en nada, ni ajustarse por la calidad rara o perversa de sus ideas.

El médico, lejos de la mirada del paciente, anota cuanto juz- ga interesante. Oye pasivamente, interviniendo sólo si com- prende que la asociación de ideas no conduce a nada útil, en el sentido de facilitar las orientaciones importantes.

Las asociaciones libres llevan al médico de los objetos, de las ocupaciones diarias del enfermo, de sus recuerdos, a los contenidos anímicos profundos y abren accesos al inconsciente. Tales vías aparecen con mayor claridad en los puntos donde surgen las pausas, las interrupciones.

El médico explica, previamente, al enfermo la psicología de las asociaciones libres. Es esencial la técnica para la ejecución de este método.

El analista advierte al paciente, que no intente guiarse por las imágenes que se le presenten, ni pretenda construir histo- ría o narración alguna, sino que solamente diga cuanto llegue a su pensamiento. Le indica que abandone toda actitud crítica de su propio espíritu; que cualquiera que sea la naturaleza de su monólogo, no le importe, ni haga consideración alguna acerca del relato. Se sugiere al paciente que considere sus asociacio- nes de manera impersonal.

Los psicoanalistas usan también el método de las asociacio- nes fijas o el de las “palabras estímulo”.

Se pide al enfermo que después de haber pronunciado una palabra, diga la frase o palabra que se le ocurra inmediata- mente. El resultado es mejor, cuanto más espontánea haya si- do la asociación de ideas.

El médico anota el tiempo que tarda en surgir la contesta- ción, los cambics fisonómicos, los de la voz del enfermo y “con toda exactitud”, la respuesta. Recúrrese, generalmente a la lista de cien palabras hecha por Yung, y que ha sido adaptada al español por Mirá.