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140 HUMBERTO SALVADOR

Nuestro carácter es la condensación de la historia que he- mos vivido desde nuestro crecimiento, aún antes del nacimien- to, pues traemos con nosotros las disposiciones prenatales. Sin duda, no pensamos sino con una pequeña parte de nuestro pa- sado, pero es con nuestro pasado Íntegro que deseamos, que- remos y obramos, ¡ a

“Nuestro pasado, —escribe Ely Jelliffe—, se manifiesta, € en nosotros por su impulso y en la forma de tendencia, aunque solamente una débil porción de ella se convierta en represen- tación”.

La psicoanálisis enseña que lo consciente principió mucho antes del advenimiento del hombre y que en realidad la “ten- dencia”, el “impulso”, empezó al iniciarse la vida misma.

La psicoanálisis es un conjunto sistemático de métodos y doctrinas para descubrir la génesis y actuación de los instin- tos humanos y el modo de encauzarlos y dirigirlos. Jones de- fine así su finalidad: “La psicoanálisis tiene por objeto dise- car las influencias subjetivas que intentan ocultar la verdad objetiva, agazapada detrás de ellas”.

La psicología "moderna tiende cada vez más a considerar el espíritu, no como una sustancia homogénea, sino heterogénea, reconociendo en él zonas de calidad diferente. Lo compara con un edificio de varios pisos, distinguiendo, en primer término, lo consciente de lo inconsciente.

  • “'Cada uno de nosotros —dice Huxley—, es como la pobla-

ción de una ciudad construída en la vertiente de una colina: existimos, simultáneamente, en muchos niveles distintos”.

Freud compara el análisis psíquico con el análisis químico. El síntoma, como toda actividad anímica, es de naturaleza com- puesta y el análisis lo aisla para reconocer su naturaleza, como el químico extrae de un cuerpo compuesto, un cuerpo simple. Toda tendencia instintiva se descompone así en los diversos elementos que la forman, pues la agrupación de elementos psi- cológicos, es lo que se llama un complejo.

La desintegración de los complejos, es la labor principal del psicoanalista.

La psicoanálisis es como una operación que ha de efectuar- se sin narcótico y que, por consiguiente, es muy dolorosa para el enfermo. Ante éste, el analista se presenta con imparcialidad y al principio, no explica demasiado al paciente su neurosis. El analista analiza profundamente y gana la confianza del en-