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118 HUMBERTO SALVADOR

puede el enfermo encontrar deleite en el amor normal. Retro- cede inconscientemente a etapas anteriores de la evolución se- xual, buscando los hechos que antaño calmaron su ardor.

Dice Juarros: “El masturbador es un caminante que, ha- biendo encontrado el camino infranqueable, vuelve al punto de partida”. El autoerotismo es, lógicamente, un extravío de involución. Can apariencia de haber superado a la sexuali- dad, el masturbador, es en el fondo, un niño.

En el autoerotismo palpita el complejo narcisista, como vi- bra también en el espíritu del don Juan...

El narcisista ha consagrado a sí mismo el más caro amor. La psicoanálisis demuestra cómo, aún en la evolución normal, se hallan localizaciones narcisistas de la libido, por lo que Freud las considera, bajo este aspecto, no como una perver- sión, sino como el complemento libidinoso del egoísmo proce- dente del instinto de conservación, que no falta en ningún: ser vivo. En el adulto, el autoerctismo representa una de las mu- chas modalidades de retroceso a que apela la libido que no encuentra fácil satisfacción normal.

Gera Roeheim demuestra que las supersticiones populares que radican en los espejos tienen base narcisista.

Moralistas y médicos antiguos exageraron, hasta llegar casi al absurdo, los efectos destructores de la masturbación. Esta causaba los daños más terribles en el organismo. Un clínico francés sostuvo que ni la guerra, ni el hambre, ni la peste, ha- bían producido consecuencias más trágicas que la masturba- ción. Pero nada de esto es cierto. La masturbación es un fenómeno normal en cierta época de la vida. Las consecuen- cias sombrías que se vieron en los masturbadores solían te- ner, con frecuencia, origen psicológico. El daño mayor con- sistía en que el sujeto “estaba seguro”” de que su placer soli- tario le hacía daño, y llegaba a hacerlo. Sin embargo, Marañón opina que la creencia de que la masturbación no es perju- dicial, es algo que debe admitirse con muchas reservas.

Se dijo también que la masturbación originaba trastornos mentales. Se produce porque el desequilibrio existe ya, por- que es una de las manifestaciones de él. La masturbación es efecto, no causa del trastorno. Ella suele aparecer en muchas enfermedades mentales y, con frecuencia, es una verdadera es- tereotipia.

La psicoanálisis ha demostrado que una causa muy frecuen-