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106 HUMBERTO SALVADOR

fin sexual primitivo, con otro no sexual; pero unido a aquél desde el punto de vista psíquico.”

Arte, ciencia, política, misticismo, suelen ser formas de la sublimación. Esta no es voluntaria ni consciente. Aunque pue- de presentarse en el adulto, es fenómeno infantil.

Los deseos reprimidos, no sublimados, procuran salir a la conciencia, pero no tal como son, sino disfrazados, en forma simbólica.

Si es hondo el desacuerdo entre el inconsciente y el cons- ciente, se producen trastornos psíquicos. Aparecen los signos visibles del desequilibrio o sean los síntomas neuróticos.

La esencia de la neurosis es un conflicto anímico, que no puede ser solucionado como los conflictos que tienen lugar en la conciencia, porque la raíz del conflicto se esconde en el inconsciente y el enfermo desconoce el término del problema. La causa de la neurosis es la imposibilidad de dar cumpli- miento a un deseo que existe en el inconsciente.

Los síntomas neuróticos tienen profundo significado. Breuer descubrió el sentido de ellos; también los estudió Janet y fue- ron antes insinuados por Leuret.

Procesos psíquicos que debieron desarrollarse normalmen- te, hasta llegar a la conciencia, han visto interrumpido su cur- so, y obligados a permanecer inconscientes, han dado, en cam- bio, origen a los síntomas morbosos.

El instinto fundamental que anima el dinamismo silencioso del espíritu, es el sexual. Las acciones y pensamientos del hom- bre, están inspirados por la actividad sexual, o por la libido, en su sentido más amplio. Esta anima la vida, incluso quizá el mismo instinto de conservación.

Todo deseo es una cantidad de energía, imposible de ani- quilar, porque nada se crea ni nada se destruye. Lo que puede hacerse es transformar el deseo si es anormal.

Si se considera a la libido como uno de tantos apetitos, co- mo el hambre y la sed, hay una base sólida para la creación de la nueva ética.

El amor es un intento de rebeldía frente al instinto. “Des- de el momento en que el hombre creó la trágica ficción de que reproducirse es algo, intrínsecamente distinto de comer o res- pirar, el hombre puso la base de su dolor.”

Los deseos inconscientes reprimidos llegan a la conciencia en forma sustitutiva, simbólica.