HERODÍAS
¡Bien dicho, hija mía! En cuanto a ti, suenas ridículo, hablando de tus pavos reales.
HERODES
¡Ah! No me estás escuchando. Tranquilízate. Mírame a mí, ¿acaso no estoy calmado? Yo estoy totalmente calmado. Escucha. Tengo joyas escondidas en este palacio- joyas que incluso tu madre jamás ha visto; joyas que son maravillosas a la vista. Tengo un collar de perlas, dividido en cuatro hileras. Son como lunas encadenadas con rayos de plata. Son incluso como medio centenar de lunas atrapadas en una red de oro. Descansaron en el pecho de marfil de una reina. Serás tan hermosa como una reina cuando las uses. Tengo amatistas de dos clases, una que es negra como el vino, y una que es roja como vino coloreado por agua. Tengo topacios amarillos como ojos de tigres, y topacios rosas como ojos de una paloma torcaz, y topacios verdes como ojos de gatos. Tengo ópalos que siempre arden, con una llama que es fría como el hielo, ópalos que entristecen las mentes de los hombres, y que le temen a las sombras. Tengo piedras de ónix como pupilas de mujeres muertas. Tengo piedras lunares que cambian cuando la luna cambia y que palidecen cuando ven el sol. Tengo zafiros como grandes cascarones, y tan azules como flores. El mar se mueve dentro de ellos, y la luna nunca viene a perturbar el azul de sus olas. Tengo crisolitos y berilos, y crisopacios y rubíes; tengo piedras sardónicas y jacintos,