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RETRATOS DE MUJERES 105

ral; es decir, de un mal menor, y termina con enterne- cedora elocuencia. La necesidad de abnegación y expan- sión, la piedad nacida de penas sentidas, la prevención y la solicitud para aminorar, si es posible, los dolores de todos y de cada uno, ¿cómo diré? la maternidad compa- siva del genio por todos los infortunios de hombres, esta- lla y desborda en palabras cuyo timbre y acento no se podrían clasificar. En parte alguna, tan visiblemente como en esas páginas, Madama de Staél se ha mostrado como lo que es: un genio cordial y bueno. Había en sus escritos, en su conversación, en toda su persona una emo- ción saludable, mejoradora, que se comunicaba a los que la leían. Al contrario de los genios altivos de hombre o mujer, de los Lara, de los Lelia (hablo de Lelia sola- mente, y no de vosotras, ¡oh, Genoveva! ¡oh Lavinia!) *, nada hay en ella de arrogante ni de irónico contra la pobre humanidad. A pesar de su afición por los tipos arrogantes que tienen aparición en sus novelas, creía en la igualdad de la familia humana. Madama Nécker de Saussure nos dice que, aun con respecto a las facultades intelectuales estimaba que en el fondo eran muy poca cosa, Una no menos pequeña desproporción original que cons- tituye la superioridad de los talentos eminentes, sobre la medianía de los hombres. Pero que tenga o no teoría, su movimiento natural no espera; su voz, que se hace insi- nuante, hace llamamiento en seguida a todas las buenas potencias, las inflama en nosotros mismos y las vivifica. El efecto de su palabra siempre es sociable, conc,liante, yendo hacia el amor de nuestros semejantes. Expresa, en este libro de La Influencia de las Pasiones, muchas ideas que están también en las Consideraciones sobre la Revo- lución Francesa, de M. de Maistre, escritas y publicadas precisamente en la misma fecha; pero, ¡qué diferencia de

1 Me había dedicado desde un principio, en Jorge Sand, a distinguir el lado delicado, apasionado y a desear verle triunfar del elemento fogoso y declamatorio, Con el tiempo, este hermoso genio, sin debilitarse se iba purificando,