100 MADAMA DE STAÉL
convicción. En los otros trabajos que publicó en 1803, Madama de Staél, como veremos, se compenetra cada vez más, con esta forma de gobierno y con las condiciones esenciales que pueden sostenerla, La mayor parte de los principios filosóficos que tendían a su desarrollo bajo la Constitución del año III, bien comprendida y mejor res- petada, encontraron un eco en ella durante este período bastante mal apreciado de su vida política y literaria. No fué sino más tarde, y sobre todo hacia el final del Imperio, cuando la idea de la Constitución inglesa se apoderó de ella,
En el volumen de trozos sueltos que Madama de Staél publicó en 1795, se encuentran, entre otros, que datan de su primera juventud, un encantador Ensayo sobre las fic- ciones, escrito más recientemente, y una Epístola a la Desgracia o Adela y Eduarlo, pequeño poema compuesto en la época del Terror. Y es notable que en esta situación anómala, en la que todas las facultades de su talento que- daron como suspensas y aniquiladas, sólo una idea de canto, de poema se le haya ocurrido como entretenimiento y consuelo. Pero es que la poesía en verso responde al sufrimiento más hondo, es la queja instintiva, el armonio- so suspiro tan deseado. Ese lenguaje de dulzuras sobera- nas es el que se apresura a expresar nuestras lágrimas cuando los otros se callan. Pero en este poema en verso como en todos los otros del mismo género, tales como Juana Gray y Sofía, vale más la intención de Madama de Staél que el resultado. Así, en estos versos respon- diendo al sentimiento que la dominaba y que ya hemos indicado, exclama:
Souvent les yeux fixés sur ce beau paysage
Dont le lac avec pompe agrandit les tableaux, Je contemplais ces monts qui formant son rivage, Peignent leur cime auguste au milieu de ses eaux:
Quoi! disais-je, ce calme oú se plaít la nature Ne peut-il pénétrer dans mon ceur agité?
