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98 MADAMA DE STAÉL

región de Vaud, con su padre y algunos amigos refugia- dos, M. de Montmorency y M. de Jauocurt. En las terra- zas de Coppet a la orilla del lago de Ginebra, su más asidua meditación era comparar el sol deslumbrador y la paz de la naturaleza con los horrores desencadenados por la mano del hombre. Aparte del grito elocuente de pie- dad que lanzó por la reina, aparte de una epístola en verso a La Desgracia, su talento observó un religioso silencio. Se oían de lejos tan regulares y precipitados como el ruido de las ranas en el lago, los golpes regulares de la máquina del patíbulo. El estado de opresión y de angustia de Madama de Staél en que permaneció durante estos meses funestos, no le permitía en los intervalos de su activa abnegación por los demás, más que el desear su propia muerte, aspirar al fin del mundo y al de esta raza humana tan extraviada. *' Me reprocharía —dice— hasta el pensamiento demasiado independiente del dolor”. El 9 termidor esta facultad de pensamiento ha sido más enér- gica después del anonadamiento, y el uso más inmediato que hizo, fué el escribir sus Reflexiones sobre la paz ex- terior e interior cuya primera parte está dirigida a M. Pitt y la segunda a los franceses. Hay en ésta, principalmente, una mezcla de profunda conmiseración y de tranquila justicia, un llamamiento al olvido de todas las opiniones fanáticas, a la conciliación, el temor a todas las reacciones inminentes y a todos los extremos que pudieran nacer los unos de los otros, estos sentimientos tan generosos como oportunos que marcan la elevación de alma y de miras. Hay una inspiración de la antigiedad en esta mujer que se lanza a hablar a un pueblo de pie sobre los escombros aún humeantes. Hay, además, una gran sagacidad políti- ca y una comprensión exacta de la situación verdadera, en los maduros consejos que se escapan de su acento lle- no de pasión; testigo de los éxitos audaces del fanatismo, Madama de Staél le reputa la más temible de las fuerzas humanas, estima que es inevitable en la lucha y necesario