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RETRATOS DE MUJERES 97

Pero, desde entonces, según dice Grimm, el objeto de sus sátiras había sabido colocarse a tal altura que no podían alcanzarle con ellas. Los terribles sucesos de la Revo- lución francesa vinieron a interrumpir esta primera parte de una vida literaria tan brillantemente acogida, y vino a suspender, según creo yo, con provecho del pensamien- to, el torbellino mundano que no le dejaba tregua.

A pesar de su creencia absoluta en M. Nécker, a pesar de la adopción completa y la reivindicación definitiva que hizo de las ideas políticas de su padre en el libro Consideraciones sobre la Revolución francesa, es preci- so observar que Madama de Staél, joven, entusiasta, se aventura entonces más lejos que él en el mismo camino. Ella no se atuvo a las combinaciones de la Constitución inglesa; y, en muchos puntos, se adelantó a los realistas constitucionales, tales como Narbonne, de Montmorency y el propio La Fayette. En una palabra, si fuese preciso desde entonces asignar una línea de conducta política a un cerebro tan cruzado y tan balanceado por los afectos, sería mucho menos en el grupo de Malouet, Mounier y Nécker, que en el de los realistas constitucionales del 91, con quien solamente se detuvo, en donde podamos figu- rarnos a Madama de Staél. Además, tenemos entre sus obras un artículo de periódico, sola expresión escrita de sus opiniones en aquella época. En este artículo juzga a Mirabeau muerto en un tono bondadoso que después ha rectificado *.

Madama de Staél abandonó París, no sin peligro, des- pués del 2 de septiembre. Pasó el año del Terror en la

1 Curiosos detalles sobre esta época de la vida de Madama de Staél se pueden leer en el Memorial del Gobernador Morris (edición francesa, tomo l, páginas 256-322). Morris es un hombre*de ingenio, burlón y que escribe cada noche al volver a su casa, y estos detalles favorecen poco el entusiasmo, Madama de Staél no incurre siempre en error a pesar de su forma exaltada, “25 enero, 1791. A las tres voy a comer a casa Ge Madama de Staél. Esta no ha vuelto de la calle, Allí encuentro al abate Sieyes, que diserta. Madama de Staél dice que los escritos y las nintenes del abate formarán una nueva era en política como Newton en física”,