94 MADAMA DE STAÉL
expansión de su sensibilidad, en su libro Influencia de las pasiones intentará combatirlas, las deseará suprimir; pero su acento acusador es todavía apasionado y su voz, que quiere forzar, parece todavía emocionada. "Tanto pre- parativo estoico acaba de pronto en Delfina, y luego queda toda su vida, el genio más arrastrado por las pasiones y el más amante de ellas.
Monsieur de Guibert trazó de la señorita Nécker, cuando cumplía veintiún años, un espléndido retrato que cita Ma- dama Nécker de Saussure. Este trozo está reputado como traducido de un poeta griego, y expresa bien el gusto de la sociedad de entonces, el del Joven Anacharsis. Los re- tratos del duque y de la duquesa de Choiseul han sido dados, como se sabe, por el abate Barthélemy, bajo los nombres de Arsame y de "'hedime. He aquí algunos de los trozos del de Zulmé, por M, de Guilbert: “Zulmé no tiene más que veinte años y es la sacerdotisa más célebre de Apolo, es de la que prefiere el incienso y cuyos him- nos le complacen más... En sus grandes ojos negros chis- pea el genio, sus cabellos, de color del ébano, caen sobre sus hombros en bucles ondulantes, sus rasgos son más bien pronunciados que delicados, y se adivina en ella algo más que el destino de su sexo”... Yo he tenido ante mi vista un retrato de la señorita Nécker muy joven, y es bien tal como está descrita: cabellos que se esparcen y ligeramente rizados, ojos llenos de confianza y bañados de claridad, la frente alta, los labios entreabiertos, habla- dores y moderadamente gruesos, como signo de inteligen- cia y bondad; el cuello y los brazos desnudos, un vestido ligero, una cinta que flota al caer de la cintura, el pecho respirando con ansia, tal podía ser la Sofía de Emilio, tal el autor de las Cartas sobre Juan Jacobo acompañando al admirable guía en el Elíseo, yendo y viniendo sin cesar Unas veces a su lado y otras delante.
Las Cartas sobre Juan Jacobo, escritas en 1787, son, a decir verdad, la primera obra de Madama de Staél, y desde