82 MADAMA DE DURAS
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No se debe esperar ver aparecer nada más de las obras inéditas de Madama de Duras, algunas de las cuales ella tenía en mucha estima, llegando hasta nombrar su futuro editor en el testamento. La circunspección excesiva de la familia las ha guardado hasta que pasó el tiempo de pu- blicarlas, puesto que también las obras del ingenio tienen su estación para florecer. De la lectura rápida que me han permitido de una de estas obras (Olivier), he copiado al- gunos pensamientos que he aquí:
“Hay seres de los que nos sentimos separados por una especie de muro de cristal de esos descritos por las hadas; los vemos, les hablamos, pero no podemos tocarles.”
“Hay enfermedades del alma como las del cuerpo; las que matan más certeramente son las que se sufren en vida; hay desesperaciones crónicas (si podemos decirlo así) que roen, devoran y destruyen, pero que no las definimos.”
“La falta de armonía en los movimientos del corazón irrita como la falta de afinidad en la música, pero hace mucho más daño”. Ñ
