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78 MADAMA DE DURAS

convertirse poco a poco en oraciones y en lágrimas de paz delante de Dios. Sus sufrimientos físicos, habían llegado a ser por momentos atroces, insoportables; pero los acep- taba pacientemente, se aplicaba de todo corazón a sufrir- los, y en estos dolores puso, si se puede decir así, una pasión última y sublime. En esta ruina sucesiva de su organismo, el corazón solo pareció guardar hasta el final su juventud y su ardor. Casi separada entonces de la gen- te, rodeada de los cuidados más piadosos por su hija la duquesa de Rauzan, ya en París o en San Germán y final- mente en Niza, donde murió en enero de 1829, se entregó a los pensamientos acerca de la inmortalidad y a conquis- tar méritos de bienhechora. Su otra hija, la condesa de La Rochejaquelein, la deseada, acudió a Niza y pudo recibir su última sonrisa. Entre las cortas Reflexiones cristianas que trazó su mano, la mayor parte hablan de las pasiones, la fortaleza y la indulgencia. En la primera, que tiene por título Velad y orad, se lee*: “Casi todos los dolores mora- les, esos desgarrones del corazón que trastornan nuestra vida, habrían sido evitados si velásemos; no habríamos permitido entrar en nuestra alma todas esas pasiones, que aun las más legítimas, son causa de la muerte del cuerpo y del alma. Velar es someter lo involuntario”. ¡Qué sen- timiento melancólico y hondo producen estas palabras en los labios de Madama de Duras! “A medida que se avanza se desvanecen las ilusiones, se ve desaparecer todo lo que es objeto de nuestro cariño. El atractivo de un interés nuevo, los cambios de los corazones, la inconstancia, la ingratitud, la muerte despueblan poco a poco este mundo encantado del que la juventud hizo un ídolo... Amar a Dios es adorar en la fuente las perfecciones que todos es- peraban encontrar en las criaturas y que en vano hemos buscado. Ese poco bien que encontramos en el hombre de- bimos adorarle en Dios.” Más lejos, exalta el temor a Dios como aguijón de la pereza y de laxitud, pide fortaleza,

> Las Reflexiones y Oraciones fueron impresas aparte en 1832.