MADAMA DE DURAS
La Restauración, que en su círculo de quince años encierra una época bien circunscrita y en campo vedado tan definido, ofrece a la vista ciertos contrastes, ciertos grupos de opiniones y de personas, ciertas figuras, que pudieron producirse con ventaja en las condiciones de entonces, y que, sin llegar a. aceptar el fondo en que se destacan, sorprendemos en nuestra alma la pena que nos produce la desaparición de un ingenio brillante y la ar- monía pasajera. Hemos tenido más de una ocasión de mostrar en qué circunstancias favorables y por qué diver- sos sentimientos combinados pudo formarse esta escuela de poesía y de arte, fruto de los últimos años du la Res- tauración, y que, de no tomarla más que en su origen, independientemente de lo que produzcan después los prin- cipales miembros dispersos, merecerá que la honremos. En la historia, en la tilosofía, en la crítica hubo también una formación esencial en esta época, y las tres encon- traron su progreso, su crecimiento; quien las cultivase. Yo no oigo hablar más que de lo que no era hostil a los principios de la Restauración, de lo que no estaba fuera de ella, atacándola con audacia o mimándola con maña; pero no de todo aquello que en ella se desarrollaba siem- pre, tratando de modificarla; ni de todo lo que pudo ser
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