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RETRATOS DE MUJERES 63

No diremos nada de los demás escritos de Madama de Souza, como Mademoiselle de Tournon y de La Duquesa de Guisa, no porque estén faltas de gracia y de finura, sino porque la observación moral se complica con los asuntos históricos, los cuales se colocan entre el lector y el libro y justifican el efecto. Mademoiselle de Tournon es una aventura interesante contada en las Memorias de Marga- rita de Valois. El autor de Cinco de marzo, sólo, ha sabido conciliar, en nuestros días (aunque imperfectamente toda- vía), la verdad de las pinturas de una época con la emo- ción de lo novelesco. Se era menos exigente en los tiempos de La Princesa de Cléves, y aun menos en los tiempos en que apareció Mademoiselle de Clermont. Si esta encanta- dora novela no hubiese sido hecha con fortuna, se podría intentar hoy que hemos leído en el intencionado laberinto de la Princesa Palatina: “La señora Duquesa tenía las tres hijas más bellas del mundo. La que se llamaba seño- rita de Clermont era muy guapa; pero yo creo que la Prin- cesa de Conti era más adorable. La señora Duquesa puede beber mucho sin emborracharse; sus hijas quieren imitar- la, pero muy pronto están ebrias y no saben comportarse como su madre”. ¡Oh! bienaventurada ignorancia de la his- toria, inocencia de los novelistas primitivos, ¿dónde estás?

Los que han tenido el honor de conocer a Madama de Souza encuentran en ella todas esas conveniencias supre- mas que tan bien pintó; nunca se hallan en sus libros pala- bras inútiles y que, como desgraciadamente ocurre hoy, se ensayan al azar; un trozo de expresión neto y definido, un acomodamiento del pensamiento ingenioso y sencillo, un trazo sin pretensiones, algo de lo que fué el carácter distintivo del siglo xvi desde Fontenelle hasta el abate Morellet; pero con un rincón sentimental que sólo es pecu- liar a las mujeres. Moralista en los repliegues del corazón, cree poco en el gran progreso de hoy, y sería severa con muchos jóvenes aturdidos, si su amable indulgencia le permitiese ser severa. El autor de Eugenio de Rothelin