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54 MADAMA DE SOUZA

Deffand (cuando se hubo corregido), Madama de Caylus y las muchachas que interpretaban Esther en Saint-Cyr, hasta la mariscala de Beauveau, que se supone, parece, es el original de la mariscala de Estouteville en Eugenio de Rothelin, y hasta la marquesa de Créquy, que murió cen- tenaria según nos cuentan, y cuyas Memorias temo que estén estropeadas por algún escritor ?. Madama de Flahaut, que era joven cuando murió este siglo, conservó siempre una parte heredada de sus cualidades, pero siempre modi- ficándolas y acomodándolas a la nueva Corte en que vivía.

Otros escritores han pintado el siglo xvIHm en sus aspec- tos burlones y de revueltas, en sus desigualdades o en sus desórdenes. Voltaire se ha burlado de él, Juan Jacobo le ha exaltado primero y le ha deprimido después; Diderot, en su Correspondencia, nos hace amarle como un conjunto de brillantez y de galantería, y Crébillon hijo nos presenta sus conversaciones alambicadas y sus costumbres licen- ciosas. El autor de Eugenio de Rothelin nos pinta este siglo como es, con sus exquisitas flores, con su brillo ideal y armonioso; Eugenio de Rothelin es la novela caballeresca del siglo xvIIr, como Tristán de Leonois, u otra novela del siglo x11, era la caballeresca de entonces, lo que el peque- ño Jehan de Saintré o Galaor fueron en el xv; es decir, algo poético y ampuloso, pero de bello conjunto. Eugenio es el modelo que debía haber imitado todo hombre bien nacido de aquel tiempo, es un Grandisson sin insipidez y sin aburrimiento, y no llega a ser el retrato un poco so- lemne que la mariscala le ha asignado, ni tampoco uno de los que traza Mlle. de Montpensier. Eugenio, en medio de esta sociedad llena de convencionalismos y de miramientos, tiene sus envidias y sus regocijos, sus locu-

3 En un pasaje de bondad equívoca, el autor de estas memorlas, a propósito de la exquisitez de la alta sociedad, dice que no se puede negar al autor de Adela de Sénange un desconocimiento casi absoluto. Pero aun cuando los motivos sobre los que se apoye para hacer esta afirmación me fuesen de una exageración visible, no me parecería más fundada, pues, según mi opinión, no se puede observar mejor una sociedad que cuando se forma parte de ella.