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RETRATOS DE MUJERES 451

Las condiciones de una sociedad nueva y de un porvenir laborioso quedaron desenmascaradas en la lucha, y ella aplicó sus meditaciones y sus previsiones de madre. Los resultados principales de su experiencia definitiva acaba- ron en su obra Educación de las mujeres, de la que apro- vecharon también las Cartas españolas.

De primera intención esta novela ño debía probable- mente analizar sino el titubeo de un joven español, don Al- fonso de Alovera, colocado entre dos encantadoras mu- chachas, pues mientras que a una de ellas la ama, su ambición le aconseja que prefiera a la otra. Me figuro que el tono general habría sido fundado en pensamientos como este: “¿Por qué la prudencia que sospecha ha de vencer a la confianza? ¿Por qué las conveniencias de la sociedad han de turbar la alegría del corazón?” Al avanzar la vida se agranda y se transforma; el joven enamorado se encuentra mezclado en los asuntos importantes. El ministro, padre de Inés, la muchacha que le conviene a su ambición, ocupa el primer plano de la novela con la descripción de su carácter. Las novelas de Wálter Scott pasaban entonces el estrecho y se comenzaba a pensar en la exactitud necesaria en las producciones de los luga- res y de las personas. Al principio la descripción histórica era vaga, no decía el reinado y no dibujaba al ministro más que en términos generales; pero luego Madama de Rémusat logró imprimir a sus cuadros un color fiel y reproducir verdaderos españoles, una verdadera corte, ver- daderos frailes, y un jesuíta que habla maravillosamente. Su lectura hace pasar ante los ojos una larga novela des- arrollada por cartas, sensata, regular, de un interés lento y Creciente, con caracteres estudiados y seguidos, con si- tuaciones prolongadas y complicadas, perfectamente defi- nidas y seguidas hasta el final. Encuentro que hay ob- servaciones acerca del mundo y delicadezas sentimentales, que no son ni el verdadero mundo ni el ideal novelesco. Se ve a una persona que conoce el mundo, que posee