Página:Sainte-Beuve retratos de mujeres.djvu/430

Esta página no ha sido corregida

436 MADAMA DE RÉMUSAT

“Apenas se puede —escribe Madama de Rémusat— lle- var más lejos que Madama de Houdetot, no diré la bon- dad, pero sí la benevolencia. La bondad exige una especie de discernimiento del mal, y viéndole, le perdona. Mada- ma de Houdetot no le ha observado en nada. No la hemos visto sufrir, sufrir realmente por él, y cuando alguien condenaba ligeramente algo delante de ella, imponía si- Jencio pidiéndole en nombre de la pena que le hacían sentir. Esta benevolencia ha prolongado la juventud de sus sentimientos y de sus gustos. La costumbre de vitu- perar es buena para el espíritu, mucho más que lo que ella creía, pero es cierto que seca el corazón y produce un descontento anticipado que descolora la vida. Dicho- so aquel que muere sin ser desengañado, pues el velo cla- ro y ligero que cubre sus ojos dará a todo lo que le rodea un encanto y una frescura que la vejez no marchitará. Madama de Houdetot decía cun frecuencia: Los placeres me han abandonado, pero no puedo acusarme de haberme cansado de ninguno. Estas cualidades la hacían indulgen- te y fácil para con la juventud. Permitía que los otros gozasen de los mismos bienes que ella había apreciado, y cuyo recuerdo amaba, pues su alma conservaba una es- pecie de agradecimiento a todas las épocas de su vida.

A causa de su misma disposición expansiva, se com- placía en el campo. Avida de apoderarse de todo aquello que se ofrecía a sus impresiones, se había guardado de conocer todo lo que puede inspirar el espectáculo de un sitio bello y risueño. Permanecía en éxtasis ante un pun- to de vista que le agradaba, escuchaba embelesada el canto de los pájaros, contemplaba una flor y esto lo hacía en los últimos años de su vida. Siendo joven hubiera querido amarlo todo, y los gustos que ella había podido conservar embellecían su vejez, como habían concurrido a adornar esa feliz época que nos permite encontrar un placer en cada una de nuestras sensaciones.

“...Vuelta a la sociedad cuando cesaron las turbaciones,