Página:Sainte-Beuve retratos de mujeres.djvu/411

Esta página no ha sido corregida

RETRATOS DE MUJERES 417

gobernador, muy diferente de él, un hombre serio prema- turo, a quien rodea una tristeza misteriosa. En la confi- dencia que tiene con la madre de Cecilia aparece Calixta, El amaba en su país, ama siempre a Calixta, y esta criatu- ra adorable le amaba igualmente, pero había representado en el teatro The Fair Penítente, el papel del que le quedó el nombre. Su reputación primera había sido equivocada. Gracia, talento, alma celeste, fortuna, no pudieron doble- gar a un padre para que diese a su hijo el consentimiento de matrimonio. Esta historia novelesca tiene en el detalle un poco de color inglés, algo de lo que Osvaldo, más tarde, reproducirá un poco menos sencillamente con Corina, y esta primera Corina, notadlo bien, exquisita ingenua, ha vivido durante mucho tiempo en Italia. Después de mu- chos sufrimientos y de vicisitudes, Calixta se casó con otro y pura y consumida muere. Muere como aquel em- perador quería morir, en medio de músicas sagradas, genio de las Beilas Artes y de la ternura, y exhala su alma a Dios haciendo ejecutar el Messiah de Haendel y el Stabat de Pergolese. El que ella amaba recibe la funesta nueva estando en Lausana, y si no le rodeasen en estos momen- tos consolándole, su desesperación sería extremada. Entre- tanto, su pupilo, el joven lord, no se ha declarado todavía, y Cecilia y su madre se marcharon a ver a su parienta de Languedoc. Esta novela parece que no acaba y sin em- bargo está terminada. La conclusión, la noraleja, ¿es preciso decirla? es que a nuestro lado un amigo descon- solado y arrepentido se acusa de haber herido un corazón, y se mataría por la desesperación que causa el haberle dejado morir, en tanto que tú, hombre joven que le acu- sas, cometes la misma falta. Te excusas diciendo, este caso es indiferente, pero las consecuencias, si no eres prudente, llegarán terribles más tarde por poco corazón que tengas. Y aun cuando no vengas, y que no ocurra la muerte, ¿no es nada hacer sufrir? ¿No es nada perder el inestimable bien de ser únicamente amado? Así va el