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RETRATOS DE MUJERES 415

novio, no ha tenido nada que perdonar. Un poco de ilu- sión se ha perdido; pero la flor de ella gana en perfume. “Ciertamente habíamos nacido el uno para el otro —dice—, acaso no para vivir juntos, pero sí para amarnos... Adiós, querida Eugenia, ya no te lo cedería”. Una enfermedad de su amigo Godefroy obliga a Meyer a marcharse a Es- trasburgo inopinadamente. No tiene tiempo más que para escribir su marcha a la señorita de La Prise con la decla- ración de su amor, pues hasta entonces no la había habido de palabra, y esta es la primera carta que se atreve a dirigirle. La confía a su leal amigo Max que corre a una tertulia en la que se encuentra la señorita de La Prise. Se la entrega sin afectación, y ella, en una tarjeta, como si dibujase una flor, contesta con un lápiz dos palabras discretas, que dejan al afortunado Meyer y a su porvenir toda esperanza.

Este es el verdadero final, el solo que convenía. Lle- varlo más lejos habría sido atropellarlo, y llegar al matri- monio hubiera sido demasiado vulgar. Al contrario, queda la duda; los ojos continúan húmedos cuando se vuelve la última página y soñamos. Las Cartas Neuchatelenses no tuvieron continuación y no debían tenerla.

Dos años después, en 1786, Madama de Charriére dió su libro más conocido, Calixta o Cartas de Lausana. Se podría titular Cecilia mejor que Calixta, pues Calixta no es más que un personaje episódico y Cecilia la verdadera heroina? La madre de Cecilia escribe con re,tularidad a una amiga y pariente de Languedoc y no le habla más que de esa querida niña sin fortuna que tiene diez y siete años y a quien es preciso casar. Nada más gracioso que todos esos pensamientos de una madre joven todavía. Describe su Cecilia, sus bellezas, su salud, su frescura, sus pequeños defectos, el cuello un poco grueso; pero todo

1 Para la entera exactitud biográfica debo decir que el título de Calizta o Cartas de Lausana figuró en ediciones posteriores, pues la primera se titulaba: el primer volumen, Cartas escritas desde Lausana, y el segundo, Calizta o continuación de las cartas, etc.