RETRATOS DE MUJERES 399
Habitaba de ordinario en Colombier, a una legua de Neuchatel, y observó las costumbres del país como una persona extraña a él, y con el perfecto conocimiento de quien en él vive. De ahí su primera novela. Las cartas neuchatelesas aparecieron en 1784. Gran tormenta a ori- llas del lago y sobre todo en los pequeños estanques cerca- nos. Ella misma ha contado en una carta algunos detalles muy interesantes.
“La pena y el deseo de distraerme me hicieron escri- bir las Cartas neuchatelesas. Acababa de ver en Sara Bur- gerhart! que pintando los lugares y las costumbres que se conocen bien, se da a los personajes ficticios una rea- lidad preciosa. El título de mi pequeño libro despertó gran miedo, pues creyeron encontrar en él retratos y anéc- dotas, Cuando vieron que no era eso dijeron que no en- contraban nada interesante. Pero sin pintar a nadie pinto a todo el mundo sin casi pretenderlo yo. Cuando se pinta con fantasía, pero con verdad, un rebaño de corderos, cada cordero encuentra su retrato, o, al menos, el retrato de su vecino. Esto ocurrió en Neuchatel y se enfadaron. Yo querría poder enviaros el artículo que hizo de mis Cartas M. el ministro Chaillet en su periódico, porque es muy bonito y alabatorio. Me escribieron una molesta carta anónima en la que me decían muchas tonterías. La se- ñorita *** dijo que todo el mundo podía hacer un libro parecido: «Inténtelo», le dijo su hermano. Se pensó que yo había querido pintar a mis parientes; pero .»o se pare- cen éstos en nada a mis personajes, y si lo hicieron fué para despistar. Los ginebrinos me juzgaron con más ta- lento que nadie. Una mujer muy ingeniosa y muy gine- brina dijo a otra: «Dicen que es muy tonto, pero a mí me divierte». Esta frase me agradó en extremo.”
Como se comprende, el enfado de los burgueses sus- ceptibles ayudó al éxito que la sencillez del libro no ha- bría obtenido. En el mismo año se hizo una segunda edi-
1 Novela holandesa.
