378 MADAMA DE KRUDNER
muchedumbre esos vicios que nos hieren sin cesar? ¡Es que la indiferencia hacia el bien es la más peligrosa de las inmoralidades!...”
Ya lo vemos: Madama de Krudner, cediendo su expe- riencia a Gustavo, se expresa en esta página anunciando sus predicaciones futuras. Denuncia la llaga que no so- lamente existe en la alta sociedad sino en el mundo ente- ro, esta antigua plaga de Pilatos, que Dante castigaba con el infierno de los tibios, y que en nuestros días, tantos innovadores generosos, comenzando por ella, se han fati- gado en recriminar.
El estilo de Valeriana tiene, como las escenas que pinta, algunos falsos colores de la moda sentimental de su tiempo. No me puede gustar que el conde envíe mármol de Carrara, rosa (dice) como la juventud, y con vetas ne- gras como la vida. Pero estos defectos del gusto son raros. Así como algunas locucioras viciosas (en imposer por im- poser) que un simple trazo de pluma corregiría. El estilo de este encantador libro es en su totalidad excelente, tuvo por guía un género poco severo, y tiene el -ritmo, la vivacidad de giro y un perpetuo y perfecto sentido de la frase francesa.
El éxito de Valeriana fué prodigioso, en Francia y en Alemania, en la alta sociedad. Se encuentran en el inter- minable fárrago titulado Mélanges Militaires, littéraires et sentimentaires del príncipe de Ligne, una continuación de Valeriana que no es sino una broma de este hombre de talento. La encantadora princesa Sergia Galitzin no habiendo podido cenar en casa de éste porque la lectura del libro la hizo llorar, quiso salvar este obstáculo para el día siguiente, enviándole un final, en el que Gustavo resucita. Es una parodia cuyas sales muy tenues se eva- poraron hace mucho tiempo. Se supo que había causado mal efecto en Alemania el que Madama de Krudner hu- biese desertado de su lengua para pasarse a la nuestra, y el propi Goethe se lamentó de que un talento como el suyo se hubiese ido a Francia,
