RETRATOS DE MUJERES 377
mera elegancia. Quiero citar algunos párrafos que son como augurios:
“Su cuerpo delicado es una flor que el más ligero viento puede inclinar, y su alma fuerte y valerosa desafia- ría a la muerte por el amor y por la virtud.”
“..No —prosegui—; la belleza no es verdaderamente irresistible, sino cuando no presentamos otra cosa más pasajera que ella, cuando nos hace soñar en lo que es el encanto de la vida más allá del momento fugitivo en que somos seducidos por ella; es preciso que el alma la encuentre cuando los sentidos han gozado de su presen- cia demasiado.”
“Tú lo sabes, amigo mío —escribe Gustavo—, yo quie- ro amar a los hombres, los creo en general muy estima- bles, y si esto no fuese así ¿no haría mucho tiempo que la sociedad estaría destruída? El orden subsiste en el universo, la virtud es, pues, más fuerte. Mas la alta so- ciedad, esta clase que la ambición, las grandezas y la riqueza separan del resto de la humanidad tanto, el gran mundo, me parece un erial cubierto de lanzas, en el que a cada paso tememos herirnos. La desconfianza, el egoísmo y el amor propio, estos enemigos de todo lo que es grande y bello, velan sin cesar a la entrada de este erial y dan leyes que ahogan esos impulsos generosos por los que el alma se eleva, se hace mejor y por consecuencia más dichosa. Con frecuencia he reflexionado en las causas que hacen que todos los que viven en la alte sociedad acaban por detestarse los unos a los otros, y mueren casi todos calumniando a la vida. Existen pocos malos, los Que no se contienen por la conciencia se contienen por la sociedad; el honor, ese sublime resultado de la virtud, el honor guarda las entradas del corazón y rechaza a las acciones viles y bajas, como el instinto natural rechaza a las acciones atroces. Cada uno de estos hombres separa- damente, ¿no tiene casi siempre algunas buenas cualida- des y algunas virtudes? ¿Qué es lo que produce en esta
