RETRATOS DE MUJERES 361
lo hace Madama Des Houilliéres se ajusta muy bien a su espíritu*. Aparte de esta sospecha injuriosa, continuó ocupando su puesto. J. J. Rousseau la quiere empeque- ñecer; mas no es sino por viejos rencores contra la escuela de Fontenelle?. Voltaire, que tiene tanto tacto cuando es desinteresado, nos señala con el dedo en su Templo del buen gusto, “al dulce pero débil Pavillon figurando humil- demente en la corte de Madama Des Houilliéres, que está muy por encima de él”. Y volviendo a la escuela que esta dama representó y que hemos mostrado inclinada hacia el siglo xvIt, me parece que tuvo su revancha en el XVII. Quiero decir que sin que se diesen cuenta, esta forma ante todo espiritual, metafísica, moralista y a la vez pomposa de los versos, prevaleció y puso el sello a la poesía de esta última época, con la sola diferencia de algunas cintas y lazos. Se puede pedir noticias a Saint-Lambert, que vivió en el período de plenitud. Voltaire escapa a fuerza de talento y de ímpetu. ¡Y cuánto hay de Madama Des Houi- lliéres en esa espiritual Launay contra la que un ilustre crítico ha sido tan ingeniosamente severo! Tuvo razón para serlo *; el género más o menos precioso que se había. mantenido entre bastidores bajo Luis XIV salía a escena emancipándose. La mayoría de los nombres, sobre todo, se alejan y se desvanecen. Al comienzo de este siglo nos
1 Para los que duden hay una excelente nota de Lemontey que lo aclara definitivamente. Mas como está decidido que nada q ede en claro, Monsieur Violet-le-Duc en su Biblioteca política (1843) cita usta nota con una interrogación al final.
2 Carta de Rousseau a Brossette del 4 de julio de 1730: “Hay más substancia en una sencilla cuarteta de la señorita Cherón que en todo lo que ha hecho en su vida Madama Des Houilliéres...” ¡Demonio! Rousseau es bien severo. Sus estrofas demasiado alahadas sobre las Miserias del hombre: Que el hombre es bien durante su vida, etc., están muy lejos de valer lo que el couplet filosófico de Madama Des Houlilliéres: Hombre, alaba menos tu razón... Es el mismo pensamiento, pero los versos están concebidos mejor.
3 Monsieur Villemain, Cuadro del.siglo xv. — Tuvo razón en todo lo que dijo del estilo, pero fué injusto en lo que concierne a la persona y al carácter. M. Villemaín, que tenía tan excelentes cualidades de crítico, no ha podido olvidar que la señorita de Launay había sido doncella. Ha querido ver en ello un sello de la naturaleza en lo que no fué sino una injuria de la suerte y un accidente irónico del destino.
