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RETRATOS DE MUJERES 341

número diferente de cabellos, es preciso que cada una posea una de las cifras comprendidas entre 1 y 200.000, pues si suponemos que entre estos 200.000 había uno que tuviese el mismo número yo habría ganado la apuesta. Mas supo- niendo que estos 200.000 tienen un número diferente, en cuanto añadamos un solo habitante más con cabellos, y que no tenga más de 200.000, necesariamente tiene que tener un número de los comprendidos entre 1 y 200.000 y que, por consiguiente, sería igual al número de cabellos de una de esas 200.000 cabezas. Ahora bien, como hay más de uno por encima de 200.000 habitantes, puesto que hay cerca de 800.000 en París, tiene que haber muchas cabezas iguales en el número de cabellos aunque yo no los haya contado; Madama de Longueville no pudo nunca compren- der la demostración, y sostuvo siempre que el solo medio de demostrarlo era el de contarlos.”

Esto nos prueba que Madama de Longueville, que tenía tanta semejanza de espíritu con Madama de Sablé, era muy diferente de ella en este punto. A Madama de Sablé le gustaban estas disertaciones y era buen juez de ellas, y Arnauld no habría pensado en hacer leer la Lógica de Port-Royal a Madama de Longueville para distraerla y obtener un consejo competente.

Pertenecía propiamente a esos ingenios sutiles que Pas- cal opone a los talentos geométricos, “a esos ingenios su- tiles que no son más que sutiles y que acostumbrados a juzgar las cosas en una sola ojeada rechazan toda defini- ción en apariencia estéril, y que no tienen la presencia de ahondar hasta las bases de las cogas especulativas y de especulación, que no acostumbran a ver en el mundo”.

Mas, geometría aparte, el mundo y su golpe de vista, la sangre de princesa que lleva en venas, un alma feme- nina con todos sus repliegues, este deseo de agradar, las bellas pasiones, sus grandes desgracias, su finura y su ele- gancia, la aureola de santa al morir, los enlazamientos de los nombres de Condé, de La Rochefoucauld y de Port-