RETRATOS DE MUJERES 309
taire: “No es un libro, sino materiales para adornar un libro”. Son piedras preciosas talladas para engarzar en un relato.
XXXVI
Los proverbios de Franklin son granos de puro trigo candeal que enterrados en la tierra fructifican.
XXXVII
No hay un solo nombre propio en las Máximas de La Rochefoucauld, y para un pensador de su condición, esto es degenerar.
XXXVII
Hay esto de singular en las Máximas de La Rochefou- cauld, y es que se las puede leer inversamente y obtener un sentido tan justo o tan punzante. Dice: “No tenemos bastante fuerza para seguir a nuestra razón”. Lo que Ma- dama de Guignán cambiaba así: “No tenemos bastante razón para emplear toda nuestra fuerza”. El dice: “Se per- dona mientras se ama”. Podría decirse también: “No se perdona mientras se ama”. Hermíone exclama:
¡Ay! ¡Le he amado demasiado para no odiarle nada!
Además, esta contradicción posible en las Máximas, justifica el talento, y sirve para mejor traicionar las pro- pias contradicciones del corazón.
XXXIX
El filósofo sistemático y el moralista no se encuentran bien juntos. El moralista, al sonreír, importuna al otro, sabe la cuerdecita secreta y estorba los aires de conquis- tador. Descartes y La Rochefoucauld si se hubiesen visto habrían podido difícilmente sufrirse.