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298 M. DE LA ROCHEFOUCAULD

autores son demasiado ricos para que teman perder nada con nuestras producciones...”

Notemos bien esto: Madama de Sablé, devota, que desde hace muchos años habita en el Faubourg Saint- Jacques, calle de la Bourbe, en los edificios de Port-Royal de París; Madama de Sablé, muy ocupada en este tiempo con las persecuciones que sufrían sus amigas las religiosas y las solitarias, no está menos presente en los cuidados mundanos y en las cuestiones de ingenio. Estas Máximas que ha oído de antemano, que ha hecho copiar y que ha prestado a muchas personas con toda clase de misterios, sobre las cuales ha recogido para el autor las diversas opiniones de su sociedad, quirire ayudarlas en un periódico ante el público, y trabaja su éxito. Por otra parte, Mon- sieur de La Rochefoucauld, que teme sobre todo aparecer como autor, y que dice en su Discurso a la cabeza de su libro, “que su pena, si supiese que sus Máximas eran del dominio público, no sería menor que la que tuvo cuando las Memorias que le atribuyen fueron impresas”; M. de La Rochefoucauld, que tanto ha murmurado del hombre, va a revisar su propio elogio destinado a un periódico y quitará lo que no le plazca. El artículo, en efecto, fué inserto en el Journal des Savants el 9 de marzo, y si se le compara con el proyecto *, se ve que ciertas cosas han desaparecido, y totalmente el segundo párrafo que dice: “Los unos creen que es ultrajar a los hombres, etc.” Des- pués del final del primero, en el que trata de los juicios tan diferentes que ha merecido el libro, salta al tercero en estos términos: “Se puede decir, no obstante, que este tratado es muy útil porque descubre, etc.” Las otras alte- raciones pequeñas están relacionadas con el estilo. Así Monsieur de La Rochefoucauld dejó subsistir todo, excepto

  • Lo que no ha hecho Petitot, que en su folleto sobre La Rochefou-

cauld da el proyecto de artículo como siendo Jo impreso y no ha sacado partido de ello, M. Cousin, al contrarlo, ha sacado un gran partido, y como acostumbra, ha dado gran importancia a su descubrimiento. Como hombre delicado se ha abstenido de recordar que antes que él se había hecho la misma observación,