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284 M. DE La RocHEFOUCAULD

galantería era la misma, salvo los escrúpulos *. Su vida y su retrato no podrían ser dibujados al pasar; merecen lu- gar aparte y lo tendrán. Su destino tiene tales contrastes y tales armonías en su conjunto, que sería una profana- ción desvirtuarle. Pertenecía a esa clase de mujeres de las que se murmura mucho; tanto de su corazón como de su belleza; pero tenía tal esplendor, tal expresión lángui- da y tal encanto, gue atraía.

Había pasado de los veinticinco años cuando se unió a M. de La Rochefoucauld. Hasta entonces había inter- venido poco en la política, aunque Miossens había inten- tado iniciarla. La Rochefoucauld se preocupó de ello y la hizo más activa que háb:l, puesto que él mismo casi no lo fué. :

El gusto natural de Madama de Longueville era el que predominaba en el hotel de Rambouillet. Nada le agradaba tanto como las conversaciones galantes y regocijadas, las distinciones sobre los sentimientos y las agudezas que atestiguaban la calidad del ingenio. Aspiraba a hacer ver que el suyo era de los de mayor sutileza, a fin de salirse de la generalidad y figurar entre los escogidos. Cuando se creyó personaje político, no le molestaba que la creye- sen menos sincera imaginándose que pasaba por más há- bil. Las pequeñas consideraciones la decidían en los gran- des momentos. Había en ella quimera, falsa gloria, lo que bautizaríamos también poesía, y siempre estuvo fuera de lo positivo. Su hijastra ?, la duquesa de Nemours, que ella no sacaba nunca de casa, argos poco indulgente pero muy en lo cierto, nos la muestra tal como era, en sus Memorias tan exactas, pero que no obstante querríamos menos ri- gurosas. La Rochefoucauld, a su manera, nos dice lo con- trario, y él, tan bien situado para saberlo, se queja to-

1 “Las muleres creen que aman cuando no aman todavía: la preocu- pación de la intriga, la emoción del espíritu que causa la galentería, su natural deseo del placer de ser amadas y el trabajo que les cuesta el rehusarlo, las persuade de que sienten la pasión, siendo así que lo que sienten es la coquetería”. (Máximas).

2 Hija: de M. de Longueville en sus primeras nupcias.