Página:Sainte-Beuve retratos de mujeres.djvu/271

Esta página no ha sido corregida

RETRATOS DE MUJERES 27

El otro afecto que ella no nombraba, ¿había sido, pues, al fin enterrado, consumido por el sacrificio?

Todo concuerda hasta el final. Madama de Sévigné es- cribió a Madama de Guitaud, el 3 de junio de 1693, dos o tres días antes de la fecha funesta, y deplora la muerte de esta amiga de cuarenta años: “Su enfermedad, desde hace dos años, había llegado al último extremo; y yo la defendía cuando la tachaban de loca por no querer salir ni siquiera un momento. ¡Qué locura! ¿No era la mujer más dichosa del mundo? Pero yo decía a las personas tan ligeras en sus juicios: Madama de La Fayette no está loca. ¡Ay! La pobre mujer está ahora muy justificada. Tenía dos pólipos en el corazón, y la punta del corazón mar- chitada. ¿No era esto bastante para tener esas desolacio- nes de que se quejaba? Tuvo razón durante su vida, v ha tenido razón después de su muerte, y nunca le ha faltado ese claro talento que es su cualidad principal. Perdió el conocimiento durante los cuatro últimos días que estuvo enferma. Para consuelo nuestro, Dios le hizo una gracia particular y que nos señala cuál es su destino; se con- fesó el día de Corpus con un recogimiento v una devo- ción que no podían provenir sino de El, y recibió a Nues- tro Señor de la misma manera. Así, mi querida señora, consideramos esta comunión que ella acostumbraba ha- cer en Pascuas, como una misericordia de Dios que nos ha querido consolar de que no haya podido recibir el Viático”, Así vivió y murió en una mezcla de dulzura triste y de vivos sufrimientos, de circunspección ante el mundo y de arrepentimiento ante Dios, esta mujer cuvas ideales producciones nos enamoran. ¿Quién puede aña- dir más como materia de reflexión y de enseñanza? La carta a Madama de Sablé, La Princesa de Cleves, y la carta de Du Guet, ¿no son toda una vida?

1? DE SEPTIEMBRE DE 1836,