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RETRATOS DE MUJERES 255

Segrais, mi Zaida. Huet es bastante categórico en sus Orí- genes de Caen, y mucho más en su Comentario cuando di- ce: “Gentes mal informadas han creído que yo he querido injuriar en los Orígenes de Caen a la nombradía de Se- grais; pero yo puedo atestiguar con la fe que me da mi propia experiencia, y con numerosas cartas de la propia Madama de La Fayette, que me enviaba cada parte de su obra sucesivamente a medida que las iba escribiendo para que las leyese y las corrigiese”. Por último, Madama de La Fayette decía con frecuencia a Huet por haber inser- tado su tratado de Origen de los romanos a la cabeza de Zaida: “¿Sabéis que hemos casado a nuestros hijos?”

Es cierto que el género de Zaida no difiere notablemen- te del de las novelas de Segrais. Zaida es del antiguo y puro género novelesco, del que es la más fina joya, y la reforma se observa en los detalles y en la continuidad del relato más que en la concepción. Zaida es una especie de término medio entre Astrea y la novela del abate Prevost, siendo al mismo tiempo la cadena de unión entre los unos y el otro. Hay en él pasiones extraordinarias y súbitas, semejanzas asombrosas de rostros, sorpresas prolongadas y llenas de aventuras, resoluciones adoptadas por un re- trato o una pulsera. Estos amantes desgraciados aban- donan la corte para ir a horribles desiertos en donde nada les falta, pasan las tardes en el bosque, contando a las ro- cas sus martirios, y entran en las galerías de sus casas en las que se veían toda clase de pinturas. Encuentran de im- proviso al borde del mar, princesas infortunadas, en el suelo y como sin vida, que salen del naufragio con vestidos magníficos y que no abren de nuevo los ojos sino para en- tregarles su amor. Naufragios, desiertos, orillas del mar y arrobamientos, existen más o menos en la antigua novela de Heliodoro, en la de Hurfé, en el género novelesco es- pañol, en las pequeñas novelas de Cervantes. La particu- lar novedad de Madama de La Fayette, consiste en la ex- tremada delicadeza del análisis, y los tiernos sentimientos