RETRATOS DE MUJERES 235
circunstancias exteriores, con mucha o poca fortuna, ante el destino pequeño o grande, monótono o agitado, el hom- bre puede llegar, el niño puede ser guiado a un desarrollo interior casi igual, a la misma rectitud, a la misma deli- cadeza, a la misma altura de sentimientos” y de ideas; que el alma humana posee algo que se basta en las distintas fases de la condición humana, que no se trata sino de revelarle el secreto de su fuerza y la manera de emplearla”. ¿Cómo siendo Madama Guizot un poco irónica, cómo sien- do un poco desdeñosa, se encontró inducida a esta idea de la verdadera democracia humana? ¿Cómo nació en ella la inspiración única que alienta en todas sus obras? Es que había sido madre. Su sentimiento filial había sido muy ardiente, muy piadoso, pero su amor maternal fué mucho más como toda persona que se casa tarde, ape- gándose a un hijo que no esperaba, y en el que, según la afortunada expresión de un padre, dejó bien marcado su sello. Sus obras sobre educación fueron para ella un acto de amor y de deber maternal, y en el prefacio de las Cartas de Familia, no se puede contener y le llama este querido interés. Antes de ser madre escribía para sostener a la autora de sus días, no podía dudar de la acción de la verdad en el mundo, veía el mal, el ridículo y la estupi- dez y apenas esperaba; pero una vez madre, concibió el deber de creer en un mejor porvenir, en el hombre apto para ser perfecto, en las virtudes de las generaciones con- temporáneas de su hijo. Confiaba muy poco en el hombre y no veía otro medio de mejorarle que mejorando el niño, y creyendo esto, puso mano a la obra sin tardanza. Los que no son padres ni madres y no tienen la fe pura y sen- cilla del catecismo, si conocen un poto el mundo y la vida, cuando llegan a los treinta años se encuentran un poco confundidos ante la infancia. ¿Qué decir a este ser en- cantador pero que ya tiene el germen de los defectos? ¿Cómo iniciarle por grados en la vida? ¿Cómo alumbrarle, sin causarle turbación y cómo dejarle que viva dichoso sin
