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oficiosamente el talento a tomarse el trabajo de descu- brirlo. Mas en ocasión de hablar de un excelente moralista no desesperemos demasiado por el porvenir de tan precio- so género y que hasta nuestros días nunca había sucumbi- do en Francia. Madama Guizot lo ha dicho, no sé en dónde: “Cuando se produce en un orden cualquiera un obstáculo, siempre vienen sin tardanza gentes de talento que saben obviarle”.
Madama Guizot ha sido más conocida y clasificada hasta hoy como autora de notables tratados de educación que como moralista en el verdadero sentido del vocablo. Los dos volúmenes que tienen por título Consejos de Moral la presentan bajo este aspecto mejor que un estudio atento puede hacérnoslo ver. Sus brillantes ensayos de moralista, pertenecen sobre todo a la parte de su vida en el siglo xvi y han sido menos alabados que sus últimas obras. :
La señorita Paulina de Meulan, nacida en 1773 en París, fué educada en el seno de las ideas y de las costumbres de la sociedad distinguida de entonces. Su padre, M. de Meulan, tesorero general de París, gozaba de una gran fortuna, a la que hacía honor con generosidad y buen gus- to. Su madre, educada en Saint-Chamans, pertenecía a una antigua y noble familia de Périgord, que tuvo sus representantes en las Cruzadas. La sociedad que frecuen- taba la casa de M. Meulan, no difería de la que frecuen- taba la casa de M. Nécker, y figuraban en ella Rulhiere, Condorcet, Chamfofort, De Vaines, Suard, etc. M. de Meulan tenía como secretario con muy buen sueldo a Collé, de quien la señorita de Meulan en El Publicista juzgó más tarde las Memorias y en quien reconocía a través de su alegría una gran elevación de alma!. Muy querida de su madre, muy seria, muy inteligente, pero sin vivacidad, bastante enfermucha, la joven Paulina pasó sus
1 Ver el Diario de Collé; agosto 1781, tomo 1, pág. 417.
