Página:Sainte-Beuve retratos de mujeres.djvu/202

Esta página no ha sido corregida

208 MADAMA ROLAND

hacer resaltar se encontrarán con placer en estos volú- menes muchas anécdotas y detalles que pintan bien aquel siglo. Era muy natural que la jovencita entusiasta desease conocer a Rousseau, y creyó idear un medio para esto. Un genovés, amigo de su padre, había de proponer al ilus- tre compatriota la composición de algunos trozos musica- les, y ella reclamó el encargarse de ello. Dos días después del brazo de su criada se encaminó hacia la casa y subió temblando las escaleras; pero fué Teresa la que vino a abrir la puerta, y la que contestó que no a todas las pre- guntas sin abandonar un instante la cerradura. Es mucho mejor que no haya visto nunca a Rousseau, el objeto de su culto, pues es así que las religiones del espiritu son más fervientes.

Acerca del amable y bueno M. de Boismorel, que tiene tan bello papel en sus Memorias; acerca de Sevelinges, el académico *, que no está desprovisto de agrado; sobre .cier- to genovés menos aturdido, y cuyo talento parece una linterna sorda que no alumbra sino a quien la tiene en la mano; sobre todo figuras conocidas para ella y luego para nosotros, hay detalles de observación que encantan. Nos hace apreciar particularmente a uno de sus amigos más afectuosos, a M. de Sainte-Lette que viene de Pondi- chery y a donde regresará, que conoce el mundo, que conoce las pasiones por experiencia propia, que se lamenta de su 'juventud perdida, y que, además, es ateo. En el siglo xvi había el ateo, y casi era una profesión, Cuando se descubría esta cualidad en un individuo, se sentía por él una especie de horror no sin un poco de atractivo. Se hacían partícipes del descubrimiento a los amigos miste- riosamente, y esto ocurrió con M. de Wolmar, con M. de Sainte-Litte y con el amigo de Rousseau, Deleyre. En nuestros días, las tres cuartas partes de la gente no creen en nada después de la tumba y no creen por eso que son

,

1 Le califica de académico de provincias.