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RETRATOS DE MUJERES 199

de razón envuelta aún entre las tinieblas de la infancia, y solamente después el rayo divino ha comenzado a brillar para ella. Mas el amor propio, el grande y detestable ene- migo, no ha desaparecido por esto. “Le llamo detestable —escribe—, y le detesto por muchas razones, pues me hace muchas trastadas, y es un ladrón muy hábil que siempre me quita algo. Unámonos, mi buena amiga, para hacerle la guerra, y le juro un odio implacable, etc., etc.” Y sigue una pequeña arenga de Santa Cruzada contra este odioso yo. San Francisco de Sales que les permite algunas co- queterías a las muchachas casaderas, le parece demasiado indulgente. Cuenta y confiesa en muy buen estilo didác- tico, sus propias luchas espinosas contra la vanidad: “¡He aquí una pintura ingenua de las revoluciones que tienen lugar en mi corazón!” Esta fase duró poco; seguimos en la Correspondencia el declinar de esta devoción un mo- mento tan viva, y aunque en marzo de 1776 hace paradas en algunas estaciones, en septiembre del mismo año, las amigas de Amiens rezan por su conversión. Mucho tiem- po se entrega a lo que ella llama calaveradas de razona- miento: “La universalidad me ocupa, la bella quimera de lo útil (si se le puede llamar quimera) me emborracha”. Juzga filosóficamente su religión de antes y se la explica así: “Por ella comienza siempre todo aquel que tiene un corazón sensible y un espíritu dado a las reflexiones”. Su ideal de amistad con la piadosa e indulgente Sofía no sufre ningún enfriamiento, a pesar de todo.

Severa, activa, diligente, estudiosa, y siempre buena mujer de su casa, pasando de Plutarco al abate de Nollet, y de la geometría a los deberes familiares !, la joven Phili- pón, cerca de los diez y nueve años, no se escapaba siem- pre a una vaga melancolía que tampoco quería desterrar, complaciéndose en confundirla con el sentimiento que le

1 También dedicada al oficio de familla... Su padre era artista grabador y ella trabajó algún tiempo para aprenderlo. Madama Roland sabía dibujar muy bien y M. Courtoís tiene un dibujo de ella.