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188 MADAMA ROLAND

encantado le hubiese anunciado su carrera pública tan corta y tan llena de acontecimientos, su despacho al Papa y al rey, desde el fondo de su austero boudoir, sus apari- ciones emocionantes, siempre aplaudidas, ante las Asam- bleas y, como final, el drama, ella vestida de blanco con la cabellera tendida sobre sus espaldas, subiendo triunfal el patíbulo; si hubiese podido escoger, seguramente que no habría titubeado, y como Aquiles, habría preferido el destino militante roto a tiempo e inmortal, a la pacífica tranquilidad, al calor del fuego. Y, sin embargo, sentía la vida doméstica, las prácticas del hogar, la vocación ma- ternal, y sabía escuchar a solas la voz de la naturaleza. Los detalles de los campos, el color de las viñas y de los nogales, los trabajos y fatigas de los vendimiadores, la cosecha, el gallinero, las reservas de frutas secas, las pe- ras de cuelga, eran sus ocupaciones. “Yo me embrutezco, a fuerza...” escribía a Bosc en una carta admirablemente rústica, casi, por decirlo así, platónica de rusticidad, que habría sonado mal, según creo, bajo las sombras majes- tuosas de Coppet*, pero tal como la escribía nuestro seu- dónimo George Sand desde su Berry en sus mejores días. Para completar el cuadro de las virtudes domésticas de Madama Roland, no es preciso más que recordar el prin- cipio de esta otra carta escrita a Bosc desde Villefranche: “Sentada al lado del fuego, a las once de la mañana, des- pués de una noche apacible y de los diversos cuidados que me ocupan desde muy temprano, mi amigo en su despa- cho, mi pequeña haciendo crochet, hablando con uno, vigi- lando la labor del otro, saboreando el placer del seno de mi familia querida, escribiendo a un amigo en tanto que la nieve cae, etc.” Al lado de estas costumbres, de estas cualidades buenamente burguesas, osemos notar, a falta de resabios aristocráticos, la jactancia plebeya y filosófica. ¿No aparece alguna vez? Madama Roland me sorprende

  • Madama de Staél decía que le agradaría la agricultura si ollese

menos a estiércol.