RETRATOS DE MUJERES 173
“* Madama Roland se nos aparece como uno de los repre- sentantes más perfectos, más dignos de estudiar, más elo- cuentes y más íntegros de esta generación que había de- seado el 89 y a la que el 89 no había satisfecho. Al primer paso se coloca en la vanguardia, y como ella lo sabe, dice: “Al hacernos nacer en la época en que la libertad nace, la suerte nos coloca en la posición de los hijos del ejér- cito que debe combatir por ella y triunfar. Así, pues, debemos cumplir bien lo que nos fué encomendado y pre- parar la dicha para las generaciones venideras”. En tanto que persiste esta mira filosófica de la situación, su ac- titud magnánima responde a la verdadera necesidad, y el tiempo ha justificado sus palabras. El desinterés que reclama la causa pública, encuentra en su pluma una virtuosa energía de expresión. “Cuando no se está acos- tumbrado —dice— a identificar su interés y su ansia de gloria con el bien y el esplendor general, se va siem- pre mezquinamente hacia el egoísmo y se pierde de vista el fin a que debemos tender.” Mas en el mismo momento, su noble corazón, tan desinteresado y tan desprovisto de ambiciones vulgares, se deja arrastrar de buen grado a la idea de las turbulencias, y casi las llama para tener la ocasión de desplegar todas sus energías. Bancal, con- tándole una ascensión que él había hecho a Pu '-de-Dóme, había comparado los huracanes y las tormentas que se observan a una cierta altura, con las fatigas que esperaban en su camino penosamente en cuesta, a los amigos de la libertad: “La elevación de esa soberbia montaña —le res- pondió Madama Roland—, es la imagen de aquella a que llegan las almas nobles en medio de las agitaciones polí- ticas y del tumulto de las pasiones”. Presentía que aquel era su nivel, y, secretamente, su corazón no rechazaba la idea que de un día fuese elevada hasta él. Pero cuando se limita a juicios más prácticos y a opiniones sobre el gobierno, su sistema es sensiblemente defectuoso. Ella pro- fesa —según dice en un párrafo de sus principales má-
