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RETRATOS DE MUJERES 151

Ella, por su parte, le juzga el hombre más seductor de Inglaterra, añadiendo: “Le creo con la suficiente sensibi- lidad de una mujer” ?.

Pero, lo que no se puede expresar de Coppet en los años más brillantes, es lo que ahora quisiérais recoger, vosotros todos, corazones adolescentes o desengañados, re- beldes, ahora apasionados por el menor de los recuerdos, ávidos de un ideal que no esperáis ya para vosotros, que sois todavía lo que hay de más bello sobre la tierra, des- pués del genio, puesto que podéis admirarlo con lágrimas y presentirlo, es el secreto y los pensamientos entrecru- zados de aquellos huéspedes bajo estas frondosidades; son las charlas en pleno día a lo largo de bellas aguas cubier- tas de verdura. Un huésped habitual de Coppet, que inte- rrogaba en este sentido mi curiosidad conmovida (no es ninguno de los que he nombrado antes)? me decía: “Ha- bía salido una mañana del Cháteau para tomar el fresco; me había echado sobre la hierba espesa, cerca de un es- tanque, en un lugar del parque muy solitario, y miraba soñando al cielo. De pronto oí dos voces; la conversación era animada, secreta v se acercaba. Quise hacer ruido para advertir que estaba allí; pero dudé; hasta el punto de que la conversación continuando y estableciéndose a algunos pasos de.mí, fué ya tarde para interrumpirles y tuve que escucharlo todo, reproches, explicaciones, pro- mesas, sin mostrarme y sin atreverme a respirar”. — ¡Hom-

31 Cerca del pasaje en que juzga así a Byron, decía como por una asociación natural: “No me gusta el libro de B. Constant, no creo que todos los hombres sean Adolfo. pero sí en los hombres de vanidad”. Byron mismo ha dicho en sus Memorias: “Le envío el Adolfo de B. C.; contiene verdades sombrías aunque a mi entender es una obra demasiado triste para ser jamás popular. La primera vez que la lef fué en Suiza (1816) por deseo de Madama de Staél”: y añade una palabra contra una supo- sición falsa que había corrido. Fi original de Fleonora era Madama de Lindray, la que M. de Chateaubriand en sus Memorias llama la última de las Ninóns.— Lo que no quiere decir que no se haya resbalado en más de un trozo aplicable a las relaciones entre el autor y Madama de Staél. Estos personajes de novela son complejos. Sismondi ha dicho de- maslado en sus cartas, publicadas, después para no agujerear los anti- faces más de lo que hublera querido.

2 Hoy puedo nombrarlo, era el compositor Catruffo,